Las especies biológicas se clasifican de manera jerárquica La teoría de la evolución mostró que esta clasificación jerárquica cobra sentido a partir de la idea de un ancestro común
Para clasificar las especies debemos primero reconocerlas como diferentes, para eso suelen usarse distintas herramientas: Similitudes anatómicas
Las similitudes anatómicas observadas con instrumentos como lupas o microscopios también aportan a la clasificación
Los estudios a nivel molecular (por ejemplo, del material genético) son otra fuente de información para la clasificación de especies
Cinco reinos (Marguliss, 1997)
Tres dominios (Woese, 1990)
Estas dos formas de clasificar a los organismos vivos no son totalmente compatible entre si (y hay en realidad gente que propone otros modelos). Estas clasificaciones han ido variando al aparecer nuevas formas de estudiar su historia evolutiva, como por ejemplo, las técnicas que permiten comparar el ADN de las especies. Y no siempre han sido aceptadas por toda la comunidad científica, todo lo contrario, en algún caso han sido (y siguen siendo) muy discutidas. Sin embargo, el que no exista un total acuerdo no implica que los biólogos no puedan seguir formulándose nuevas preguntas y continuando (cada uno desde sus ideas) con su trabajo. Aunque algunos conocimientos científicos han resistido ya el paso de mucho tiempo y parece difícil que vayamos a cambiarlos, una de las características de la ciencia es la provisoriedad del conocimiento. Pensemos cómo las personas que vivan dentro de 300 o 500 años verán nuestros conocimientos actuales…