“Error de envío” Miguel-A.

Un amigo mío se fue a Madrid y, sabiendo que su novia necesitaba unas gafas, aprovechó la ocasión para comprarle unas muy bonitas y baratas. Entró en una óptica y, después de ver unas cuantas gafas, se decidió por uno de los modelos, y las compró. La dependienta se las envolvió. Y pagó la cuenta. Pero al marcharse, sin percatarse de ello, en lugar de coger la caja donde la dependienta había envuelto las gafas, cogió otro paquete, muy parecido, que había al lado. El contenido de este segundo envoltorio era unas bragas, compradas en otra tienda, y seguramente olvidadas por alguna clienta.

Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, y fue directamente a correos para enviar a su novia el paquete junto a una carta. La novia recibió el paquete, y quedó perpleja por el contenido. Su perplejidad aumentó aún más al leer la carta que lo acompañaba.

"Querida mía: Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen: Ya llevas mucho tiempo con las viejas. Y éstas son cosas se deben cambiar de vez en cuando. Espero haber acertado con la elección del modelo. La dependienta me dijo que eran la última moda, y me enseñó las suyas que eran iguales”.

“Entonces yo, para ver si eran ligeras, me las puse. No sabes cómo se rió la dependienta, porque estos modelos femeninos, en los hombres quedan muy graciosos... y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy alargados. Una muchacha que estaba esperando a ser atendida, me las pidió. Se quitó las suyas, y se las puso para que yo viera el efecto que tenían en una persona femenina. Le quedaban estupendamente. Por eso me decidí por este modelo”. Póntelas, y enséñaselas a tus padres, a tus hermanos y, en fin, a todo el mundo. A ver qué opinan”.

“Acostumbrada a ir con las viejas, al principio, te sentirás un poco rara. Y más aún ahora que llevas un tiempo sin ellas. Si te estuviesen muy pequeñas, me lo dices, y en la tienda me las cambiarían por otras. Porque si te fuesen pequeñas, te dejarían marca, y cuando te las quites, todo el mundo va a notar que las usas. Ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que se te caigan cuando vayas andando. Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas olvidadas: Ya sé que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos. En fin, para que voy a añadir más: Solamente que estoy deseando vértelas puestas".