que no se alcanza nunca en su plenitud,
menos la puedes pedir a un instante fugitivo.
La dicha es un río dilatado..,
que brota en la profundidad de tu propio ser y que corre sin cesar.
en las luchas del espíritu,
y en las penas del corazón,
en las dulzuras de la amistad,
en la paz de la tarde,
y en la alegría de la mañana.
Todo se va…
como se borra la estela de la barquilla en el inmenso mar.
Después de cuanto has visto y gozado…
de cuanto has amado y sufrido…
sentirás que la única manera de ser feliz…
es vivir para labrar la felicidad de los que amas.
Y entenderás que sólo hay una cosa que sea verdadera,
sin final y sin quiebra…
¡Confiar en Ti, Dios mío!