Puesto que la mayoría de nosotros nace con una abundancia de deseos naturales, no es de extrañar que frecuentemente dejemos que éstos se excedan de su propósito. Cuando nos conducen ciegamente, o exigimos en forma voluntariosa que nos proporcionen más satisfacciones o placeres de los que son posibles o debidos, ese es el punto en el cual nos apartamos del grado de perfección que Dios desea para nosotros aquí en la tierra. Esta es la medida de nuestros defectos de carácter o, si se quiere, de nuestros pecados. Puesto que la mayoría de nosotros nace con una abundancia de deseos naturales, no es de extrañar que frecuentemente dejemos que éstos se excedan de su propósito. Cuando nos conducen ciegamente, o exigimos en forma voluntariosa que nos proporcionen más satisfacciones o placeres de los que son posibles o debidos, ese es el punto en el cual nos apartamos del grado de perfección que Dios desea para nosotros aquí en la tierra. Esta es la medida de nuestros defectos de carácter o, si se quiere, de nuestros pecados. DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, Pag. 69
Aquí nace la esperanza a largo plazo y se obtiene la perspectiva de la naturaleza de mi enfermedad y el camino de mi recuperación. La belleza de A.A. está en saber que mi vida irá mejorando con la ayuda de Dios. El viaje en A.A. se hace más fructífero, el conocimiento se convierte en verdad, los sueños se hacen realidad -y el hoy es para siempre. Al entrar en la luz de A.A., mi corazón se llena de la presencia de Dios. Aquí nace la esperanza a largo plazo y se obtiene la perspectiva de la naturaleza de mi enfermedad y el camino de mi recuperación. La belleza de A.A. está en saber que mi vida irá mejorando con la ayuda de Dios. El viaje en A.A. se hace más fructífero, el conocimiento se convierte en verdad, los sueños se hacen realidad -y el hoy es para siempre. Al entrar en la luz de A.A., mi corazón se llena de la presencia de Dios.