Había una vez un barquito chiquitito, que navegaba por un río muy largo, en busca de la mar.
Tras haber recorrido muchos kilómetros de travesía por el río, llegó a la gran ciudad.
En la ciudad se sentía muy solo y perdido. Por eso lloraba y lloraba, porque no sabía continuar su camino hacia la mar.
En esto, un gran barco, que se encontraba próximo a él, escuchó sus sollozos y le trató de consolar preguntándole el porqué de su tristeza : - Hola hijito…¿Qué te ocurre? ¿Te has perdido? Si quieres te puedo ayudar. - dijo ¿Qué te ocurre? ¿Quieres ayuda?
Se trataba de un enorme barco plateado, que brillaba a la luz del sol, y que estaba atracado junto a la orilla del río con una enorme ancla. Su nombre era Gugui.
El barquito, al oírle, se tranquilizó y le dijo: -Quiero llegar hasta la mar, y me he perdido en la ciudad. ¿Me podrías ayudar? - ¡¡Claro!! Puedes contar con mi ayuda pequeño – contestó el Gran Gugui.
Para llegar a la mar tienes que navegar sin separarte de la orilla del río. De este modo conseguirás llegar sin problemas. - dijo
El barquito, muy contento por la ayuda que Gugui le había ofrecido, le propuso que viajaran juntos. Al oir ésto, Gugui le respondió que le gustaría mucho, pero un gran secreto se lo impedía. El barquito, sorprendido, le preguntó: - ¿Qué secreto es ese? ¿Quieres viajar conmigo hasta el mar?
Gugui decidió contárselo: No puedo zarpar hacia el mar porque el peso del gran tesoro que llevo en mi interior me impide navegar. - ¿quieres ver mi tesoro? – le propuso.
El barquito, inmediatamente, aceptó verlo. Gugui abrió unas grandes compuertas y el barquito se adentró hacia el interior de una de sus salas, de cuyas paredes colgaban fantásticos cuadros y obras de arte.
Gugui le mostró cada una de las obras, y el barquito se quedó fascinado. Al ver este gran tesoro, el barquito comprendió que su amigo Gugui tenía que quedarse en la ciudad, para mostrar estas obras a todas las personas que quisieran verla. ¡Que maravilla de cuadros tiene Gugui en su interior!
Cuando llegó la noche, el barquito se despidió de Gugui y emprendió su viaje hacia el ancho mar. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.