Jubileo de la Misericordia

El término «jubileo» tiene dos raíces, una hebrea y otra latina. La palabra hebrea que aparece en la Biblia es yobel, que hace referencia al cuerno del cordero utilizado como instrumento sonoro que servía para anunciar un año excepcional dedicado a Dios. Ese año se denominaba yobel, pues se iniciaba con el sonido del yobel o cuerno. El término «Jubileo»

Pero existe también una palabra latina, iubilum (derivada del verbo iubilare), que refería los gritos de alegría de los pastores y que terminó por significar alegría, gozo o alabanza. Cuando san Jerónimo tradujo la Biblia del hebreo al latín entre los años 391 y 406, tradujo el término hebreo yobel por el término latino iubilaeus, con lo que quedó incorporado el matiz de alegría al significado original que tenía la palabra en el antiguo Israel, como año excepcional de remisión. El término «Jubileo»

En el tiempo del Éxodo (± 1250 a.C.), Israel conoció a YHWH como a un Dios «libertador» Esto será la base del credo hebraico : «El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con terribles portentos, con signos y prodigios» (Dt 26,8) El mismo "nombre" YHWH dice su opción: “Él que está“... al lado de los indefensos Así que la prima palabra de esta Historia de Salvación es "Ya basta!". Una exclamación que tiene valor político, económico y social. El Dios libertador

Al juicio negativo corresponde una propuesta positiva: Son los tres grandes sueños de Dios: - una economía que no explote al hombre - una política que no lo oprima - una religión que lo libre y no sea a servicio del poder Jesús dirá: «El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado» (Mc 2,27) El Dios libertador

Por esa razón, cuando Israel entró en la tierra prometida rechazó la idea de una Monarquía, porque el único Rey es YHWH; entre el pueblo solo hay hermanos: nadie puede ponerse por encima de los demás. Y la Tierra fue dividida proporcionalmente entre todos: porque uno solo es el padrón (Dios) que ha decidido dividirla igualmente entre sus hijos. Nadie realmente es «dueño» de la tierra: solo está prestada. Nada debe faltar a nadie, porque así quiere el Señor! El proyecto de Dios

Duró poco. A pesar de la opinión contraria y de los reproches del gran profeta Samuel (1 Sam 8,11-18), los poderosos en Israel quisieron un Rey: unos pocos se volvieron ricos y dueños de toda la tierra, otros se endeudaron hasta perder su parte y convertirse en esclavos. Como en Egipto... pero en su propria tierra y por mano de sus proprios hermanos! Así que Dios envió a los profetas: Amos, Oseas, Isaías, Jeremías, Ezequiel... para denunciar!! El pecado de la riqueza

Escuchen esta palabra, vacas de Basán, en el monte de Samaría: oprimen a los indefensos, maltratan a los pobres, piden a sus maridos: Trae de beber. El Señor lo jura por su santidad: El juicio de Dios Les llegará la hora en que las agarren a ustedes con ganchos, a sus hijos con anzuelos de pesca; saldrá cada una por la brecha que tenga delante, y las arrojarán al estiércol, oráculo del Señor. Profeta Amos (4,1-5)

Vayan a Betel a pecar, en Guilgal pequen más todavía: ofrezcan por la mañana sus sacrificios y en tres días sus diezmos; El juicio de Dios ofrezcan ázimos, pronuncien la acción de gracias, proclamen públicamente sus ofrendas voluntarias, que eso es lo que les gusta, israelitas, oráculo del Señor. Profeta Amos (4,1-5)

Pero no fueron escuchados... y fue el primer Exilio: Año 721 a.C. los Asirios destruyeron a Samaria (Reino del Norte) y se llevaron a su gente a Ninive... a la noche de la perdición! Entonces unos sacerdotes escapados de Samaria a Jerusalén, con sus "colegas" de allá empezaron a reflexionar sobre las causas morales del desastre. Desastre, que se convertió en crisis religiosa: «porqué Dios nos ha abandonado?» El único Señor

Empezó así a formarse la tradición que toma seriamente en cuenta el respeto de los derechos de los pobres, cuanto a la justicia social (hoy hablaríamos de derechos sociales, sindicales y religiosos por todos). Ellos tampoco pero fueron tomados en serios... y fue el segundo Exilio: Año 587 a.C. caída de Jerusalén, por mano de Nabucodonosor y Exilio a Babilonia. La pregunta se hizo más grave: «porqué Dios nos ha totalmente abandonado?» El único Señor

Y como los profetas contestaron sin duda: «Dios nos ha abandonado, porque nosotros abandonamos y explotamos a los pobres», en Babilonia se desarrolló ulteriormente la tradición que subrayaba seriamente la justicia social como condición imprescindible para ser agradables a Dios. El único Señor Profeta Ezequiel (16,49) Mira, ése fue el delito de Sodoma, tu hermana: soberbia, hartura de pan y bienestar apacible tuvieron ella y sus poblados, pero no dio una mano al desgraciado y al pobre. Se engrieron frente a mí, cometieron prácticas idolátricas y las quité de en medio en cuanto lo vi.

Los terratenientes cometían atropellos y robos, explotaban al desgraciado y al pobre y atropellaban injustamente al emigrante. Busqué entre ellos uno que levantara una cerca, que por amor a la tierra aguantara en la brecha frente a mí, para que yo no la destruyera; pero no lo encontré. Entonces derramé mi furor sobre ellos, los consumí en el fuego de mi furia; di a cada uno su merecido, oráculo del Señor. El juicio de Dios Profeta Ezequiel (22,29-31)

A pesar de todo pero, el Exilio en Babilonia ( a.C.) no fue una experiencia solamente negativa, porque a contacto con otros pueblos, Israel llegó a entender la unicidad de YHWH, gracias sobre todo al II profeta Isaías. Una fe que expresó en el Credo-oración de Dt 6, llamado: Shemá Israel «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas» (Dt 6,4-5). El único Señor

La dos ideas, en fin, se juntaron: YHWH es el único Señor y el único Creador y tiene un único proyecto histórico de liberación para todos los pueblos. Así, al final de esta época se formaron la Ley del Sábado y la del Año Sabático: Cada siete años hay que arreglar las cosas: - cancelar las deudas - librar a los esclavos - redistribuir la tierra - dejarla cansar por un año. El único Señor

4 Exigencias que emergen de la fe en Dios, Padre y Señor de todas las cosas. - Como Creador es el único Señor (= patrón) y, por eso, es el único que tenga el derecho de establecer la destinación de todos los bienes de la Creación. - Como Padre ha destinado "su heredad", en partes iguales, a todos sus hijos. Cualquier sistema económico-político que decida algo diferente usurpa su lugar. El único Señor

Así Israel alcanza su maduración moral, entendiendo como cada injusticia social no sea simplemente un daño al hombre... Sino también un grave pecado contra Dios, una profanación de su Paternidad, un desconocimiento de su Señoría sobre el mundo. «Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra» «Nadie puede estar al servicio de dos señores, pues odiará a uno y amará al otro o apreciará a uno y despreciará al otro. No pueden estar al servicio de Dios y del dinero». (Mt 6,24) El único Señor

Esta conciencia de fe se reflexiona en las primeras paginas del libro del Génesis Gn 1-2: una sola pareja (unicidad de la Humanidad); un solo jardín, donde no hay vallas y los frutos son para todos; un solo Dios que pasea en paz con los humanos. En el jardín no le faltaba nada a nadie. Esto era el sueño y el proyecto de Dios. El proyecto de Dios

La realidad histórica pero es otra cosa! Por eso la «Ideología» tenia que transformarse en «Utopía» Utopía como proyecto histórico, algo que aunque no se pueda cumplir definitivamente en la historia, pero - persiguiéndolo - la orienta. El proyecto de Dios

Regresados del Exilio, en el 538 a.C., empieza la gran reconstrucción: pronto pero se enfrentan 2 lineas: - quienes quieren empezar desde las estructuras y las instituciones: primero el Templo - el III Isaías (una comunidad de profetas) que considera más necesario empezar desde la conciencia del pueblo, para no caer nuevamente en el antiguo error. El proyecto de Dios

Por eso quieren proclamar un Año sabático, para reafirmar la centralidad del proyecto de Dios. En este contexto se elaboraran definitivamente los antiguos textos litúrgicos y jurídicos. Deuteronomio 15: «Cada siete años harás la remisión. La remisión consiste en lo siguiente: Todo acreedor condonará la deuda del préstamo hecho a su prójimo; no apremiará a su prójimo, porque ha sido proclamada la remisión del Señor...» El proyecto de Dios

Levitico 25: «El Señor habló a Moisés en el monte Sinaí: el séptimo será año de descanso solemne para la tierra, el descanso del Señor… Santificarán el año cincuenta y promulgarán la liberación en el país para todos sus moradores. Celebrarán jubileo, cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia. El año cincuenta es para ustedes un jubileo, no sembrarán, no cosecharán lo que vuelva a brotar de la última cosecha ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar. Porque es jubileo, lo considerarás sagrado…» El proyecto de Dios

Los biblistas coinciden en decir que se realizó una sola vez, porque: «es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios» (Mt 19,24). Y esta vez fue precisamente al regreso del Exilio, cuando para reestructurar la nación la impusieron con la fuerza y cuando - que caso! - eran los ricos que tenían que recuperar la tierra. Se quedó pues como ideal comandado y incumplido... hasta cuando Dios mandó alguien a cumplirlo en Su nombre! El proyecto de Dios

Cuando Jesús se presentó en la sinagoga de Nazareth, dijo que fue ungido y enviado para anunciar la Buena Noticia a los pobres y a inaugurar « “el” Año de gracia del Señor» (Lc 4) «Año de gracia» es el año del Jubileo. «el» significa no simplemente «uno», que luego termina, sino algo de definitivo. En su persona, Dios inaugura un Jubileo eterno, una época nueva: Su Reino. Jesús de Nazareth, jubileo de Dios por el hombre

Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, «rico en misericordia» (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad» (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la «plenitud del tiempo» (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. (MV 1) Misericordiae Vultus

Por eso, si queremos entender realmente el jubileo, tenemos que entenderlo en términos «cristologicos»: no en manera abstracta, sino reconociendo de Jesús, el Cristo, es nuestro Jubileo. Por Jubileo, de hecho, entendemos la posibilidad de vivir en plenitud y paz, según el proyecto originario de Dios: reconciliados con El y con los demás; incluso con toda la creación. Y que a nadie le falte nada para vivir libremente y con dignidad. Esta es liberación. Jesús de Nazareth, jubileo de Dios por el hombre

Solo Jesús nos libera así. Entonces él solo es nuestro autentico Jubileo y será identificándonos con Él - con su pensamiento y sus sentimientos - que viviremos un autentico Jubileo. No andando buscando como locos todas las indulgencias o los santuarios, como fuera una "gran búsqueda al tesoro espiritual". Pablo nos diría: «Quieren vivir un autentico Jubileo? Entonces revístanse del Señor Jesucristo» (cfr. Rm 13,14) Jesús de Nazareth, jubileo de Dios por el hombre

Toda su misión se puede leer en llave jubilar: los encuentros que ha tenido fueron "encuentros jubilares"; las palabras que ha dicho fueron "palabras jubilares"; los hechos que la cumplido fueron "hechos jubilares"... Un ejemplo: Zaqueo, que encontrándolo - lleno de jubilo - devuelve cuatro vez más de lo robado y da la mitad de lo que tiene a los pobres (Lc 19,8). Al contrario, un anti-jubileo es el encuentro con un rico, que «se llenó de pena y se marchó triste; porque era muy rico» (Mc 10,22). Jesús de Nazareth, jubileo de Dios por el hombre

En fin, la dimensión teológica y la social del jubileo se integran en la oración del «Padre nuestro», que es la plegaria del Jubileo por excelencia. En el Evangelio de Mateo (Mt 6,9-13) : perdona nuestras deudas (ofeilémata) como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. En el de Lucas (Lc 11,2-4) : perdona nuestros pecados (hamartias) porque también nosotros perdonamos a nuestros deudores. La oración del Jubileo

La comunidad de Mateo, oprimida da las deudas, pide a Dios un Jubileo y, en cambio, promete cancelar las pequeñas deuda internas (cfr. Mt 18,23-35) La comunidad de Lucas no está oprimida da las deudas, sino de sus pecados y por eso promete a Dios cancelar las deudas a los demás en cambio del perdón de los pecados. Las dos perspectivas se completan: la relación con Dios y la relación con los hermanos van juntas. La oración del Jubileo

Como agradecimiento a Dios por su perdón o por un Jubileo que libere de la opresión, tenemos que ofrecerle lo que Dios realmente quiere: la misericordia y la justicia social en la tierra. Por eso el Año del Jubileo puede subrayar más un aspecto o otro Jubileo la justicia ( 2000) Jubileo la misericordia ( 2015 ) pero los dos siempre van tenidos juntos. La oración del Jubileo

En fin, atrás de las dos perspectivas hay 2 palabras fundamentales: Jubileo la justicia: opción por los pobres Jubileo la misericordia: misericordia Las dos finalidades de nuestro plan pastoral: ser una Comunidad "acogedora", en el sentido de la misericordia y "por los pobres", consciente que todos somos necesitados de la misericordia de Dios y pobres en frente a Él. Jubileo como proyecto pastoral

1300. El Papa Bonifacio VIII convoca el primer Año Santo de la historia de la Iglesia mediante la publicación, el 22 de febrero, de la bula Antiquorum habet fida relatio, en las que se precisan como condiciones para la obtención de la indulgencia que el peregrino se encuentre en estado de penitencia tras la confesión y la absolución; y que se visiten las basílicas de San Pedro y San Pablo Extramuros durante treinta días (quince días si no habita en Roma). Se establece asimismo que los jubileos se celebrarán cada cien años. El Jubileo «moderno»