Adviento María Una Reflexión de Robert P. Maloney, C.M.
Humildad El espíritu del Adviento está en el corazón de cada persona. Es el anhelo de un cumplimiento que está más allá de nosotros mismos.
El Adviento celebra anhelo humano. María personifica su significado. Ella sabe de su estado incompleto. Ella anhela la venida del Señor.
Vicente vio la humildad no sólo como una virtud interior que nos ayuda en la perfección personal; la describió como una virtud misionera, es absolutamente necesaria en el servicio de los pobres.
Dos reflexiones de Adviento sobre la humildad:
1. La humildad es el terreno para una gran confianza.
El humilde reconoce sus dones y sus limitaciones.
¿Tenemos la capacidad de los humildes, de esperar contra toda esperanza, cuando vemos a los oprimidos en el mundo?
¿Creemos que el poder de Dios, que trabaja en nosotros, puede hacer que caigan murallas, como pasó en Jericó?
¿Somos suficientemente humildes como para creer que Aquél que es poderoso puede hacer grandes cosas?
2. La humildad es la base de una enorme libertad.
El humilde disfruta de una gran libertad, de gran movilidad.
El humilde pone su interés no en la estima de los demás ni en la importancia de su posición, sino en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
¿Podemos nosotros, como los pobres de espíritu, movernos con libertad a donde el Señor nos llame?
Recuerde a María y José: “María se dirigió aprisa a un pueblo de la region montañosa.” (Lc 1, 39) “José se levantó, tomó al niño y a su madre y se fue esa noche a Egipto.”(Mt 2, 14)
Adaptado por Gail Rieth, RSM c El texto completo de esta carta, y otros escritos por el P. Maloney, en Vincentian Encyclopedia