EL ANTIGUO EGIPTO Y LA VIDA DEL MAS ALLA

El Libro de los Muertos El manuscrito egipcio conocido como Libro de los Muertos (1310 a.C.) es el ejemplo más antiguo de un texto ilustrado: contiene loas, jeroglíficos con oraciones, sortilegios e himnos, que están acompañados por escenas que expresan los episodios del recorrido del alma después de la muerte. Esta imagen muestra el juicio final de Hu-Nefer, el escriba real, ante Osiris, dios de los muertos.

El Libro de los Muertos es el nombre dado en general a una amplia colección de textos funerarios de la antigua civilización egipcia muy anterior a la actual dominación arabe, redactados en diferentes épocas y que contienen fórmulas mágicas, himnos y oraciones, que recitaban los sacerdotes egipcios en nombre de los muertos, que tenían por objeto ayudar, guiar y proteger el alma (Ka), durante su viaje a la región de los muertos (Amenti). La declamación de estos textos permitía al alma protegerse de los malos espíritus que intentaban impedirle su progresión y pasar las pruebas establecidas por 42 jueces en la antesala de Osiris, dios de los muertos. En estos textos se indica que la feli-cidad del más allá de la muerte dependía de la vida que hubiera llevado el muerto en este mundo. Los primeros textos religiosos conocidos de carácter funerario, se encontraron esculpidos en los muros interiores de las pirá-mides de los faraones de la V y VI Dinastía del Imperio Antiguo, a los que se conoce como Textos de las Pirámides.

REPRESENTACION DE LOS DIOSES EGIPCIOS OSIRIS, ANUBIS (con cabeza de chacal) Y SETH (con cabeza de aguila)

EN LA PAGINA ANTERIOR SE VE A ANUBIS, DIOS DE LOS MUERTOS, HABIENDO PREPARADO Y EMBALSAMADO EL CADAVER DE UNDIFUNTO, ANTES DE INTRODUCIRLO EN UN SARCÓFAGO.

EN LA LAMINA ANTERIOR, HORUS EL HIJO DE OSIRIS, CONDUCE A UNA MUJER EGIPCIA HACIA EL TRONO DE SU PADRE (¿QUIZÁS SU PROMETIDA?) PARA PRESENTÁRSELA.

Representación egipcia del alma, dejando el cuerpo después de la muerte

EL DIOS OSIRIS REY DE EGIPTO, CON SUS ATRIBUTOS REALES, ACOMPAÑADO POR DOS ESCLAVAS A SU SERVICIO.

Osiris fue una de las principales divinidades de la mitología Egipcia. Originalmente fue el dios local de la ciudad de Abidos. Representaba a las fuerzas masculinas productivas de la Natu- ralezay se identificaba con la puesta del sol. Era considerado el soberano del reino de los muertos en la misteriosa región del más allá de la muerte de los hombres. Osiris era hermano y marido de Isis, diosa de la tierra y la luna, que representaba las fuerzas femeninas productivas también de la Naturaleza. Según la mitología, Osiris como Rey de Egipto encontró a su pueblo sumido en la barbarie y le enseñó la Ley, la Agricultura la Escritura, y la Religión y sentó las bases de la civilización egipcia.

Isis era hermana y esposa de Osiris. Era la diosa de la tierra y la luna, y representaba las fuerzas femeninas productivas también de la Naturaleza. Tuvieron un hijo al que llamaron Horus.

Los egipcios creían en la otra vida, la vida eterna después de la muerte. La hora de la verdad llegaba para los egipcios cuando, después de la muerte, el alma, representada por la figura de un egipcio, era llevada de la mano del dios Anubis (un ser humano con cabeza de chacal) para ser pesada en una balanza (el alma tenía que ser tan ligera como una pluma) y ser presentada después ante Osiris, quien acompañado de su esposa Isis, dictaba la sentencia del alma, según las obras buenas o malas pesadas en la balanza (aquéllas tenían que compensar con creces a éstas) realizadas en su vida en la tierra antes de su muerte.

REPRESENTACION DEL AMENTI O LUGAR DE LOS MUERTOS

SETH, DIOS EGIPCIO HERMANO DE OSIRIS (¿CON CABEZA DE LOBO) AL QUE MATÓ PARA APODERARSE DEL REINO

OSIRIS FUE ASESINADO POR SU HERMANO SETH, QUIEN CORTÓ SU CUERPO EN PEDAZOS Y DISPERSÓ LOS FRAGMENTOS. ISIS, SU ESPOSA LOS ENCONTRÓ Y VOLVIÓ A ENTERRARLOS EN OTROS LUGARES, QUE LLEGARON A VENERARSE DESPUES, COMO SUELO SAGRADO. SU HIJO HORUS, QUE NACIÓ DE OSIRIS TRANSITORIAMENTE RESUCITADO, VENGÓ LA MUERTE DE SU PADRE MATANDO A SETH, Y DESPUÉS ASCENDIÓ AL TRONO (Obsérvese la similitud con el drama de Hamlet, príncipe de Dinamarca Obra del dramaturgo inglés W. Shakespeare).

Comitiva de alabanza hacia el dios Osiris Sarcófago de una momia egipcia bella- mente policromado

Pirámide de Kheops donde se introducían las tumbas de los faraones

DOS EGIPCIOS Y UNA PAREJA, MARIDO Y MUJER, RINDEN PLEITESÍA A SU DIOS OSIRIS UNA PAREJA DE ALTA ALCURNIA, ACOMPAÑADOS DE UN SACERDOTE, SE PRESENTAN ANTE OSIRIS E ISIS

ESFINGE DE GIZEH

Un egipcio es presentado por Anubis ante Osiris e Isis Sarcófago en una sala sepulcral

Un fragmento del libro de los muertos, el capítulo 125 del Imperio Nuevo del siglo XII (a.C.) dice así: “Traigo en mi corazón la verdad y la justicia, pues he arrancado de él todo mal. No he hecho sufrir a los hombres. No he tratado con los malos. No he cometido crímenes. No he hecho trabajar en mi provecho con abuso. No he maltratado a mis servidores. No he blasfemado de los dioses. No he privado al necesitado de lo necesario para su subsistencia. No he hecho llorar. No he matado ni mandado matar. No he tratado de aumentar mis propiedades por medios ilícitos, ni de apropiarme de campos de otros. No he manipulado las pesas de la balanza. No he mentido. No he difamado. No he escuchado tras las puertas. No he cometido jamás adulterio. He sido siempre casto en la soledad. No he cometido con otros hombres pecado contra la naturaleza. No he faltado jamás al respeto debido a los dioses”.

Sorprende y asombra comprobar, en este texto del Egipto milenario, la lucidez con que se expresa el conocimiento del bien y del mal, que consiste en que, sin referirse a ninguna ley escrita, el corazón de los egipcios sabía distinguirlos claramente en sus acciones. Es lo que nosotros, ya en siglos muy posteriores, llamamos Ley Natural, que es la participación en la Ley Eterna, impresa en el corazón de cada hombre que, sin ningún conocimiento previo, sabe cuándo obra bien y cuándo obra mal. Esta Ley no es un invento de la cultura humana, sino un descubrimiento que cada hombre realiza dentro de sí, que aunque intente a veces ocultarlo, no puede menos que reconocerlo cuando recapacita serenamente. Este reconocimiento es evidente y por lo tanto, no necesita demostración. Por eso decía Aristóteles que, si alguien dijese que se puede matar a la propia madre, no merece argumentos sino azotes.

EPILOGO Es curioso constatar que, a pesar de los buenos deseos expre- sados por los sacerdotes egipcios en nombre del difunto, según la Sagrada Escritura, al oponerse violentamente el Faraón y su ejército a la salida del pueblo hebreo del país para marchar a la tierra prometida por Dios a Moisés, huyendo de la esclavitud a la que estaban sometidos, el pueblo egipcio desapareció de la Historia, puesto que los habitantes actuales de Egipto son, en su inmensa mayoría árabes ismaelitas, es decir, descendentes de Ismael el hijo que Abrahán tuvo con la esclava Agar, con su propia religión maho- metana o musulmana, completamente distinta a la religión mitológica de las antiguas tradiciones egipcias, aunque respetando la riqueza inmensa de esa milenaria y sorprendente civilización, cuyos vestigios han llegado a nuestros días.

Música: “Forever and ever” Por siempre y para siempre Canta: Demis Roussos Fuentes: Internet/Wikipedia Realización y comentarios: Roberto Grao Gracia Demis Roussos 1946-2015 Fecha: Diciembre de 2014

Fin de la presentación GRACIAS POR LA ATENCIÓN PRESTADA. SI TE HA GUSTADO, PÁSALO A TUS FAMILIARES, AMIGOS Y CONOCIDOS. SEGURO QUE TE LO AGRADECERÁN. Si deseas conocer otras presentaciones del autor, pulsa www.aplicaciones.info/Roberto/