La Esperanza de la Navidad (Isaías 9:1-7)

La esperanza de la Navidad Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. (Isaías 9:1-7 RVR1960) si

La esperanza de la Navidad Introducción La historia asombrosa que une el cielo con la tierra, es el nacimiento preanunciado de Jesús, como parte del plan maravilloso que Dios había preparado. Las esperanzas más profundas y el destino de la humanidad, estarían ligados a ese niño que nacería en Belén. El teólogo Martín Lutero reflexiona: “Jesús, es el niño que nos lleva sobre sus hombros a ti y a mí, con todos nuestros pecados, miserias y dolores”. Y esto lo hizo no solamente mientras vivió aquí en la tierra, sino que lo sigue haciendo hasta el día de hoy, por medio de la palabra del evangelio. si

La esperanza de la Navidad Dos imágenes de Isaías 9:1-2 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. ¿Cuáles son las imágenes que se contrastan? ¿Qué clase de ambiente emocional parecía estar viviendo el pueblo de Israel? ¿Qué cambiaría? si

La esperanza de la Navidad ¿Cuál es la esperanza? (Isaías9:3-5) Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. ¿Cuál es la esperanza para nosotros que muestra Isaías en esta esta palabra? ¿Hay “yugos” aún en tu vida? Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros… (Mateo 11:28-30) si

La esperanza de la Navidad ¡Un niño nos es nacido! Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Jesús vino a este mundo como “un niño, aunque su existencia es desde la eternidad como el ungido Hijo de Dios” ¿De qué forma los títulos que se le dan al Mesías impactan y le dan sentido a tu vida? Consejero admirable – Romanos 11:33‐34 Dios fuerte, Padre eterno – Juan 1:1‐3 Príncipe de paz – Romanos 1:1‐5 si

La esperanza de la Navidad Mi esperanza Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová. Más que los centinelas a la mañana, Más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia, Y abundante redención con él;  Y él redimirá a Israel De todos sus pecados. (Salmo 130:5-8 rvr 60) si