REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Revolución Industrial. El empleo de la maquinaria en sustitución del trabajo manual se inició en Inglaterra en 1760. Esta primera Revolución Industrial de la historia se caracterizó por el nacimiento de la industria textil, el empleo de la maquina de vapor, la invención de la locomotora, la revolución agraria y el crecimiento demográfico.

De la artesanía al sistema de fábrica.  El sistema industrial reemplazó al sistema doméstico a finales del siglo XVIII, cuando la industria textil inglesa se transformó por una serie de inventos: la lanzadera volante, la hiladora hidráulica y el telar mecánico. Con ellos se aceleró la producción de textiles y se abarataron los artículos.

La mayoría de estas nuevas máquinas eran demasiado grandes y caras para que se utilizaran en los hogares, por lo que fue necesario trasladar la producción a las fábricas.   El sistema fabril permitió la división del trabajo y significó un cambio en la forma de vida, ya que el montaje final de un producto sería el resultado de un sistema integrado y colectivo. Con el nacimiento de la producción en serie, prácticamente desaparecieron los artesanos.

Desarrollo industrial Máquina de vapor, uso del carbón y desarrollo de la metalurgia.  Inglaterra fue cuna de la Revolución Industrial debido a que poseía ricos depósitos de carbón y de hierro, además de una disponibilidad de capital, producto de la red comercial y de la explotación colonial.

Desde los tiempos medievales se había utilizado la fuerza mecánica de los molinos de viento y los de agua, pero, en 1769, James Watt logó perfeccionar las máquinas de vapor inventadas por Thomas Savery (1698) y Thomas Newcomen.

La máquina de vapor se utilizó por primera vez en la industria textil en 1785 (fábrica de algodón). Posteriormente se aplicó también en los medios de transporte. A principios del siglo XIX la locomotora y los barcos de vapor favorecieron el envío de productos manufacturados de forma más rápida y económica hacia mercados lejanos.

Esta serie de inventos hicieron del carbón la principal fuente de fuerza mecánica. La explotación de los yacimientos carboníferos experimentó un incremento notable debido a su empleo en los altos hornos y para calentar las calderas de las máquinas de vapor.

La siderurgia revolucionó su tecnología de producción y también impactó en la industria. El desarrollo del ferrocarril y la construcción de máquinas resistentes y duraderas fueron posibles gracias a la producción de hierro.

Nacimiento de la clase obrera y de la burguesía industrial.  Inglaterra se transformó en una nación industrializada. Su estructura social cambió radicalmente: miles de campesinos emigraron del campo a las ciudades para incorporarse al trabajo fabril. Esta repentina transición de la vida rural a la vida urbana intensificó el crecimiento demográfico, lo que originó marginación, hacinamiento y delincuencia.

Con la revolución Industrial surgieron el proletariado o clase obrera y la burguesía industrial. Los obreros constituían la fuerza de trabajo. Laboraban jornadas de 14 horas diarias; manejaban peligrosas máquinas y trabajaban en situaciones deplorables y en muchos casos peligrosas.

Frente a un proletariado empobrecido y sometido a una explotación indiscriminada se encontraba la burguesía o clase capitalista, constituida por los propietarios de los medios de producción, quienes vivían en medio de comodidades y lujos.

La situación de desigualdad motivó a los obreros a luchar por los propietarios de medios de producción, quienes vivían en medio de comodidades y lujos. La situación de desigualdad motivó a los obreros a luchar por mejores condiciones de trabajo y mayores salarios. Se organizaron en asociaciones para defender sus derechos; así nacieron los sindicatos.

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