Inaugurado el 9 de Octubre de 2011 CINERARIO PARROQUIAL SAN JOSÉ Inaugurado el 9 de Octubre de 2011
Rito de bendición Nuestro Dios es un Dios de vivos y no de muertos
El sacerdote bendijo el lugar en el que residen nuestros sentimientos de cariño
En el bautismo recibimos la semilla de inmortalidad Fuimos bautizados en la muerte y la resurrección de Cristo
Aquí no reposa nadie. Sólo están las cenizas de quienes fueron nuestros seres queridos, que están con Dios y en nuestro corazón
Este es, por tanto, un lugar de respeto y de veneración
Aquí no se espera la resurrección, porque quienes están aquí, ya están resucitados
La Parroquia de San Leandro, de acuerdo con la tradición de la Iglesia sobre el cuidado y la veneración de los fieles difuntos, ofrece un lugar digno para permitir el depósito de las cenizas de los difuntos de la comunidad parroquial. La Parroquia de San Leandro, de acuerdo con la tradición de la Iglesia sobre el cuidado y la veneración de los fieles difuntos, ofrece un lugar digno para permitir el depósito de las cenizas de los difuntos de la comunidad parroquial.
Se llevará un registro con el nombre y los apellidos, el nº del D.N.I., y las fechas de nacimiento, fallecimiento, incineración y depósito de las cenizas. Asimismo el nombre, apellidos y D.N.I. del familiar responsable que entrega las cenizas.
El depósito de las cenizas se realizará en día y hora que se acuerde con el Párroco (si fuera festivo se acordará la fecha) .
La inscripción deberá efectuarse previamente en el Despacho Parroquial.
En el cinerario se depositan solamente las cenizas, sin urnas ni objetos de ninguna especie.
No se permite la colocación de placas recordatorias, ni objetos de ornamentación particular.
Para depositar las cenizas en el Cinerario, un familiar o responsable deberá presentar acta de defunción u otro documento que acredite el fallecimiento del difunto. Firmará y aceptará las disposiciones de la Parroquia.
El Consejo Pastoral de la Parroquia dispuso que la aportación sería de 100 €
Yo soy la Resurrección y la vida, dice Jesús, el que cree en mi aunque haya muerto vivirá (Jn 11,25)