Yo lanzaré al viento mi palabra, gritaré vocablos cotidianos, entendibles, como aborto, llanto, lágrimas, lluvia, ventisca, frío, mar, cayucos, madre, pateras de la muerte y del hambre naufragadas en efímeros paraísos de hombres mercantiles, sin entrañas, mercenarios de la vida y de la muerte del pobre, sin piedad.
Gritaré un sí a la vida, al gozo, a la fiesta, al canto, a la luz que ilumina y dora los trigales y al pan nuestro necesario cada día. Desnudaré mi palabra en el ágora del silencio ominoso y la envolveré en la bandera nueva convocante, necesaria, de la paz y el amor universal hasta ahora hipotecados e ignorados.
Porque creo en Aquél que, siendo Dios, es el Verbo, y se hizo hombre, para que el hombre viviera en libertad su inocencia y su verdad. Juan Manuel del Río
fin