JARDÍN DEL TURIA

Con el proyecto del Plan Sur, el antiguo cauce del Turia quedó sin función. La primera propuesta que se realizó consistía en una autopista que distribuyera el tráfico dentro de la ciudad, de manera que la autopista Madrid-Valencia finalizara en el mar. Afortunadamente, este erróneo proyecto no se llevó a cabo debido a las protestas de la ciudad. Finalmente se decidió destinar el viejo cauce a zona verde, lo que se llama hoy Jardín del Turia, con la intención de convertirla en un lugar de evasión y que contribuye a la vida de la ciudad. A continuación paso a su descripción.

El paseo se realiza a través del Jardín del Turia, un parque lineal de unos 8 kilómetros y de hasta 200 metros de ancho. Como ya expliqué en la categoría ‘Mirar’, el parque ocupa el antiguo cauce del río Turia, el cual se encuentra ajardinado en un 80%.

Primero nos encontramos el Bioparc, el nuevo zoo de Valencia que se inauguró en 2008, dentro del Parque de Cabecera. Después de cruzar el puente del 9 de octubre de Calatrava, se encuentra el primer edificio, la Casa del Agua, antes destinado a la Policía Local, junto a un puente peatonal. Entre estos dos puentes se encuentra un tramo destinado al skate y a un circuito con aparatos de gimnasia. Tras el puente del Campanar, se llega a un campo de fútbol y una pista de atletismo. Más adelante está el Puente de las Artes, comenzando una curva de casi 90º, con los puentes de San José, de Serranos, otro peatonal, y el de la Trinidad, inmersos en campos de fútbol de tierra.

En el segundo tramo, el Puente Real y el Puente de la Exposición, también de Calatrava. Le sigue un sector habilitado para realizar diversas exposiciones, mercados, y ferias, hasta el Puente de las Flores. Bajo el Puente del Mar, peatonal, se ha ubicado un lago artificial para dar presencia al agua de manera que se recuerde que antes era un río. Le sigue el Puente de Aragón. Detrás está el Palacio de la Música, acompañado de una gran fuente. En el final de este tramo está el Puente de Ángel Custodio y el del Reino, entre los cuales está el Parque Gulliver, una sorprendente escultura de hormigón con toboganes.

En el último tramo, están los puentes de Monteolivete, l’Assut de l’or, y el del ferrocarril. Aquí lo claramente destacable es la Ciudad de las Artes y Las Ciencias. Se trata de un complejo arquitectónico diseñado por Santiago Calatrava y Félix Candela, que es referente de la ciudad. Los distintos edificios que lo conforman son el Oceanográfico, el Palacio de las Artes Reina Sofía, l’Umbracle, el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el Ágora y L’Hemisfèric.

Como vemos, la decisión de convertir el cauce en parque ha sido un acierto. Es el parque más grande de España, con más de tres millones de visitas. Se ha convertido en un gran foco, que sin embargo no debe darse por concluido, sino que debe seguir mejorando. Y cuando hablo de mejorar, no me refiero ha seguir construyendo gigantescos proyectos como los que se han venido realizando, ya que al final se convierten en desorbitados. Lo que debe ser prioridad es corregir los pequeños defectos para convertirlos en virtud. Uno de los mayores defectos es que las vías para vehículos que no se construyeron en su interior han ido a parar a los bordes, con una gran concurrencia de tráfico. Esto ha provocado que la ciudad quede dividida en dos, y llama la atención el hecho de que se están construyendo altas torres a los lados, como ocurre con los pisos y hoteles construidos en primera línea de playa, que se asoman al mar. En este caso se asoman al cauce, y a la otra parte de la ciudad, lo cual contribuye a esta lectura de división.

Otro objetivo importante para la capital debe ser el solucionar la inexplicable desconexión del parque con el mar. En mi opinión, el que Valencia sea capaz de lograr esa conexión de manera satisfactoria o no, será el hecho que marque el camino de la transformación urbana de la ciudad durante los próximos años. Por tanto, el gran reto que debe plantearse Valencia a este respecto es que este gigantesco parque deje de ser una barrera, para pasar a ser un nexo de unión, un área de relación de la ciudad, que permita tanto la evasión de los ciudadanos en el jardín como la conexión entre los distintos barrios de la ciudad.