Jardín vacío
Dios puso en marcha la Historia y se pusieron de pie los montes porque iban a entrar los hombres en el Jardín del Edén. Bastó con que entrara uno, que fue el primero, no entró después ninguno.
De Barro y Soplo Divino qué bien lucía Adán, el hombre, en medio del Paraíso. Mas siendo humano y divino sintió que su corazón de carne necesitaba cariño.
Y así, Dios le dio por compañera a la mujer que por ser carne de su carne y sangre de su sangre llevaría el nombre de Eva. Aún estaba en flor la primavera cuando marido y mujer tuvieron que desalojar su morada en el Edén.
“¿Por qué te escondes, Adán, acaso porque has comido del fruto que estaba prohibido? El hombre culpó a la mujer y ella culpó a la serpiente. Pero la historia cambió de repente, y hoy el hombre del paraíso está ausente sin recuperar ni su hábitat ni su ambiente. Juan Manuel del Río
Y el Jardín sigue vacío