Bienaventuradas las mujeres conscientes de su dignidad y su misión, porque construirán un mundo más humano. Felices las que encuentran que Cristo las libera de sus esclavitudes, y viven unidas a Él, porque con su vida serán luz para los demás. BIENAVENTURANZAS DE LA MUJER
Felices las que se convierten ellas mismas en Evangelio (Buena Nueva), porque hacen creíble que Dios vive entre nosotros. Bienaventuradas las mujeres fuertes, generosas, quienes en la búsqueda conjunta y solidaria con los varones, testimonian que es posible ser iguales en la diferencia. Bienaventuradas las mujeres que construyen la paz en su familia, comunidad, su patria y entre los pueblos, porque ayudan a tener esperanza en un mejor futuro.
Bienaventuradas las mujeres responsables, bien preparadas, emprendedoras que proclaman y construyen un mundo más justo. Bienaventuradas las mujeres tiernas, diligentes que con su esfuerzo y trabajo realizan la transformación de la cultura. Dichosas aquellas que con su feminidad, manifiestan la misericordia del Padre.
Dichosas aquellas que siempre fieles al Espíritu, pregonan el Evangelio de la vida frente a la cultura de la muerte. Dichosas las madres, las abuelas, las tías, las maestras, las religiosas, que con sus cuidados y enseñanzas orientaron la vida de los niños y niñas que se cruzaron en su camino. Bienaventuradas las mujeres que compartieron sus bienes, su sabiduría, su tiempo, su ternura, sus conocimientos con los más necesitados.