Evangelio de san Marcos 1, Luego el Espíritu lo llevó al desierto. Y estuvo en él durante cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y vivía entre las bestias salvajes, pero los ángeles le servían. Después de ser Juan encarcelado, Jesús fue a Galilea a predicar el evangelio de Dios; y decía: «Se ha cumplido el tiempo y el reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el evangelio».

¡Qué breve es el Evangelio de este domingo, pero cuántas cosas podemos sacar como aprendizaje para nuestras vidas como cristianos! Fijaros que Jesús se fue al desierto y estuvo allí durante 40 días. El desierto es un lugar en el que Jesús se retiró a meditar, a pensar, a rezar y estar hablando con su Padre. Nosotros debemos buscar nuestros espacios de “desierto”. En nuestra vida muchas veces tenemos muchas cosas (ir a clase, quedar con los amigos, las extraescolares...), pero muchas veces no encontramos tiempo para buscar un “desierto” en nuestra vida; un momento en el que poder reflexionar, pensar y poder hablar con Jesús a través de la oración. Pero, estando en el desierto, le tentó Satanás. Jesús fue tentado por el mal. Esto también nos puede pasar a cada uno de nosotros. Muchas veces, podemos vernos tentados a hacer cosas que no están bien, o a dejar de hacer cosas buenas que dejamos de hacer. Y después de pasar por todas estas cosas, Jesús supo superar las tentaciones de Satanás y pudo orar a su Padre. Y después de esto se fue a Galilea a predicar. Es decir, después de la oración se puso manos a la obra. Nosotros también debemos ponernos manos a la obra. Debemos ser cristianos que anuncien a Jesucristo, que les cuenten a todos lo positivo que es ser creyente. No podemos quedarnos de brazos cruzados, sino que debemos salir y estar en el mundo.

 Escribe una situación de tu vida en la que hayas sentido la tentación de dejar de hacer lo que debías hacer para hacer una cosa que sabías que estaba mal.  ¿Por qué debemos los cristianos de hacer el bien a los demás? ¿Qué nos dice Jesús sobre como debemos vivir los cristianos?  Escribe un compromiso que te ayude a encontrar tus espacios de desierto para poder pensar sobre lo que te pasa en la vida y para orar con el Señor. Teresa de Jesús hizo oración y el Señor la condujo por el buen camino.

Gracias Señor Jesús por tu Espíritu. Tú tampoco no nos has dejado solos. El Espíritu te acompaña en la prueba del desierto, en la prueba de las tentaciones. Con Él superaste las tentaciones, te mantuviste firme en tu propósito de realizar en este mundo el proyecto que Dios Padre te había encomendado. Tú, Señor Jesús, resististe a las tentaciones. Y Tú nos invitas a que le pidamos a Dios Padre que nos ayude a resistir a las tentaciones, en la oración que nos enseñaste.