El Icono, de templo en templo
En san Mateo tres siglos estuvo María del Perpetuo Socorro, Reina y Madre amorosa, cuidada por los frailes Agustinos de Irlanda, prodigando favores a sus fieles devotos,
hasta que Napoleón, entró en la Roma imperial atacando los templos, destruyendo iglesias, entre ellas san Mateo, pero el cuadro sagrado ocultado y guardado fue en el templo cercano
de un santo, san Eusebio; luego en Santa María in Postérula, donde el niño Marchi, acólito habitual de los frailes era, y él conocía
perfectamente el cuadro del Perpetuo Socorro. Se hizo Redentorista misionero, el Cuadro se le concedió, y hoy, en san Alfonso es su sede.
En san Mateo tres siglos estuvo María del Perpetuo Socorro, Reina y Madre amorosa, cuidada por los frailes Agustinos de Irlanda, prodigando favores a sus fieles devotos, hasta que Napoleón entró en la Roma imperial atacando los templos, destruyendo iglesias, entre ellas san Mateo, pero el cuadro sagrado ocultado y guardado fue en el templo cercano de un santo, san Eusebio; luego en Santa María in Postérula, donde el niño Marchi, acólito habitual de los frailes era, y él conocía perfectamente el cuadro del Perpetuo Socorro. Se hizo Redentorista misionero, y el Cuadro se le concedió, y hoy, en san Alfonso es su sede. Juan Manuel del Río