Ultimo domingo de pascua, es tiempo de hacer un resumen del misterio salvador de Cristo.
Jesús se ofrece en sufrimiento por nosotros: fue maltratado, fue crucificado, recibió nuestros desprecios.
Muere por nosotros y es depositado en un sepulcro.
Pero no queda muerto, ha resucitado, está vivo y vivo está con nosotros.
Anuncia que se va al Padre, pero que no nos dejará huérfanos, nos enviará un consolador, nos enviará su Espíritu.
Al vivir la salvación de Cristo en nosotros, seguimos un proceso semejante: El sufrimiento va purificando nuestras intenciones.
Hasta que vallamos “muriendo” a todo tipo de morbosidad.
Y sea el Cristo vivo el que viva en nosotros.