“Buscando a la mujer ideal” Miguel-A.
Para buscar a la mujer ideal, primero, hice una lista de todas las mujeres que hay.
Eliminé en primer término a los travestis.
Borré, luego, a las muy flacas, a las rubias, y a las pelirrojas.
Después quité a las maniáticas de la limpieza, a las que fuman, y a las que abusan del perfume (a mí me gusta que la mujer huela a sí misma).
Suprimí también a las que hablan mucho.
¡Quedaron muy pocas!.
Taché a las que dicen “o sea”, “tipo…”, y “es como que…”. Borré también a las que, cuando algo les gusta exclaman: “¡es divino”. Eliminé, además, a las que tienen tobillos muy gruesos, y a las que no aceptan que uno vea fútbol.
¡Y quedaron sólo dos…!.
Puse como condición que ninguna de ambas fuera mi mamá.
¡Quedó solamente una!.
Me acerqué a ella corriendo, y le dije: “¡Eres la mujer de mi vida!”.
Ella me había eliminado hacía rato de su lista... cuando tachó a los estúpidos que creen que existe la mujer ideal, y que, además, lo está esperando con los brazos abiertos.