Poemas a Santa María del Perpetuo Socorro

CIENTO CINCUENTA AÑOS   Ciento cincuenta años han pasado desde aquel venturoso día cuando un Papa santo, de los Píos el Noveno, entrega mariana hiciera del Icono misionero a los hijos de san Alfonso María de Ligorio. Ciento cincuenta años a la luz de la estrella de María, faro y guía, en la ingente labor misionera. Ciento cincuenta años, del mil ochocientos sesenta y seis al dos mil dieciséis, para bordar de sueños misioneros en semilla fecunda de Evangelio la intuición redentorista del cantor de las Glorias de María.   Ciento cincuenta años bajo el arrullo materno de la Madre buena del Perpetuo Socorro.

EL ICONO   Icono bizantino, oriental y universal, alegoría redentora y maternal de Santa María del Perpetuo Socorro, por su ternura: Eleusa, En letras de oro su nombre, de Jesús nos señala el camino, Perpetuo Socorro: Odiguitría. Virgen y Madre, de Oriente a Occidente advocación mundial, la más ferviente. A cada lado del Icono un ángel, al centro María con su Niño infante. Gozo grande es contemplarla, con fe y devoción ardiente. Es vislumbrar el cielo de sus ojos prendido que refulgen más que el oro de la estrella de su frente.   ¿Cómo no sentir el corazón estremecido al ver correr hacia ella asustado al Niño?

PRÉSTAME ESA SANDALIA Santa María del Perpetuo Socorro, préstame, Madre, esa sandalia del pie del Niño desprendida, pero no caída, para que yo a ella me agarre y en mi andar misionero también yo pueda sembrar de evangelio los caminos del Señor.   Cruz, lanza, esponja y caña, arcángeles gloriosos, como con rubor, al Redentor le presentan. Aún resuena aquel día cuando Simeón pronunció su profecía. Por eso en tus ojos, Santa María del Perpetuo Socorro, hay atisbos de tristeza al recordar la profecía de la espada que en dolor tu alma atravesaría.   Pero hay, sobre todo, alegría por ser Reina de ternura que con inmenso amor de Madre nos presenta al Redentor.

Strastnaia, o “Virgen de la Pasión”, Virgen de la Redención, los rusos la llaman, por aceptar en su corazón el dolor profetizado por el santo Simeón.   Pero si juntamos, uno a uno, como en un ramillete de claveles tanto y tan bello nombre, uno por encima de todos, uno, es el que más prevalece: el de Perpetuo Socorro. Es ahí donde se juntan el amor y la ternura que todos necesitamos cuando viene en nuestra ayuda: Santa María del Perpetuo Socorro. DISTINTOS NOMBRES   Distintos nombres en tiempos y siglos el Icono ha recibido: Hodigitría, por ser la que de Cristo “muestra el camino”. Eleusa, porque es Madre toda llena de "ternura". Glycofilusa, ¿pues quién mejor que María para mostrar su “tierno amor” de Madre?

DOS ARCÁNGELES, DOS   Dos arcángeles, dos, como guardianes celestes a ambos lados de la Virgen con trofeos aparecen. Miguel y Gabriel, mensajeros ángeles son de Dios, que ostentan, con emoción contenida, los instrumentos del dolor, trofeos de la Redención cumplida, puestos a nuestra veneración.

DE LUZ ES TU MIRADA   De luz es tu mirada, de luz son tus ojos, que tanta ternura derraman en el alma de tus hijos que con cariño te aclaman: Perpetuo Socorro, Madre. Unos te cuentan sus penas otros te expresan deseos, pero quién más y quién menos cosas íntimas te dicen que solamente a una madre muy en secreto se cuentan. Todos se marchan contentos tras depositar un beso en la milagrosa imagen y desgranar dulcemente del Ave María, el rezo.

En el Jubileo por los 150 años de la entrega del santo Icono del Perpetuo Socorro a los Redentoristas por el Beato Papa Pío IX Montaje y poemas: Juan Manuel del Río