Galileo Galilei Una mirada que cambió la historia

Hubo un tiempo en que la gente temía los cielos y no los entendía. Y tampoco entendía a la Tierra… Todos creían que era el centro inmóvil del universo. De a poco se estaban dando en el mundo descubrimientos y redescubrimientos. Colón había descubierto un nuevo mundo y Magallanes le había dado una vuelta, bueno, él no terminó su viaje, Sebastián Elcano lo hizo. Al mismo tiempo Copérnico repasaba las ideas de un antiguo griego llamado Aristarco que había pensado mucho rato en la Tierra, el Sol y la Luna y había llegado a la conclusión de que el Sol era el centro del sistema. Todas estas cosas esperaban una prueba, algo que realmente todos pudieran entender. ¿Saben? Si bien es cierto que el tiempo avanza despacio y sin sobresaltos, la historia no lo hace … y la ciencia menos.

No me malentiendan, la idea de Aristarco tenía mucho sentido, el Sol era muy grande y no parecía lógico que girara alrededor de la Tierra que debía estar quieta y además era muy pequeña comparada con el Sol. Todavía se necesitaban pruebas, pruebas que demorarían casi 2000 años en llegar. Aquí es donde aparece nuestro hombre: Galileo Galilei.

El era curioso, como todos los científicos. Había estudiado, por ejemplo, como caían los objetos desde cierta altura según su peso

Galileo observa una serie de puntos alrededor de Júpiter. Resultan ser satélites que giran alrededor de Júpiter, no de la Tierra. Júpiter Puntitos misteriosos Así dibujó sus obseraciones:

¡OPS! ¡No todo gira alrededor de la Tierra, hay objetos girando alrededor de Júpiter! ¡Y eso no es todo lo que descubrió Galileo y ni siquiera una muestra de todo lo que vino después!

Es el comienzo del fin del pensamiento místico, es el principio de la nueva era de la ciencia. Una era que no ha tenido hasta ahora un sustituto mejor. Verás muchos períodos y modas a lo largo de la historia, pero no hemos visto todavía algo mejor que la ciencia. Se corrige a sí misma y no tiene respeto por la autoridad.

Montañas en la Luna, estrellas por millones, incluso manchas en el Sol.

Si eso no alcanzaba había cosas extrañas junto a Saturno, que parecían orejas, pero resultaron ser sus anillos. Galileo nunca lo supo, pero de eso se trata la ciencia. De lo que podemos aprender.

Intenta repetir las observaciones de Galileo, maravíllate con el cielo y aprende las cosas que Galileo sabía y hasta las que nunca se imaginó que se iban a conocer. ¡Este 2009 es posible!

Contactos: Andrea Sánchez (coord. Uruguay) Llevando el Universo a los Niños