Un paseo obligado al Anses de Pilar y una visita turística por la Iglesia, Plaza y Museo de Pilar. Casualidades …o ?

Finalmente hoy fui a Pilar, adonde el Anses se le dio por enviar mi trámite jubilatorio. Tal como me dijo Bárbara era mejor viajar en el 57, una parada después de Saavedra. “Tiene boletería”, me dijo, “no necesitarás monedas, va directo, rápido y bien”. Todo así, tanto que pensé que podría dar clases en Pilar ya que viajé más cómodamente y rápido que ir, por ejemplo, a La Horqueta, Santa Rita o Villa Crespo. El tema es que el señor de la boletería no está por la mañana, el kiosco no tenía la tarjeta para viajar en el 57 y yo no tenía monedas. ¿Y ahora qué hago? pregunté, y una señora me dijo: en la terminal del 151 le cambian monedas. Crucé, caminé entre bondis roñosos por un galpón más roñoso aún pero no estaba sola, éramos varias yendo a buscar las monedas. Los tipos no preguntaban nada, le dabas $ 10 y te tiraba una máquina 20 monedas de 50. Regresé a la parada esperando el Expreso que creía que era el más rápido pero no, el expreso para en todas… menos mal que así me lo dijo una chica y entonces tomé el diferencial que no paró hasta llegar a la zona de Pilar. Ni bien subí y le pregunté cuánto era vi como de pronto se me iban 12 de las 20 monedas que había logrado conseguir. Pero bueno la vuelta sería otra historia a resolver más tarde. La poca gente que viajaba dormía y hacía mucho calor adentro. Saqué el tejido y comencé con mis labores, mientras el bondi a paso firme, pero sin frenadas ni aceleradas le metía directo pudiendo tejer con menos problemas que en un 152 y era como una limousine comparado a un 60.

Punto va punto viene en 40 minutos estaba en Pilar. Le pregunté al chofer como regresar. “Muy facil, doña”, a media cuadra de la plaza está la terminal y hay boletería todo el día. Hasta aquí zafé tema monedas. Una cuadra más y estaba el Anses, 37 números después sería el mío pero… iban a los tiros y en media hora estaba afuera con los papeles en la mano. A hacer turismo, me dije. Y me fui a buscar un bar.

Entré en esta Galería a un barcito muy bonito desde donde les envié el sms saludándolas.

Camino a la Iglesia me encontré con esta farmacia muy antigua.

Como corresponde la Iglesia estaba cerrada.

Pero como vi gente de costado, fui y veo un cartel que dice: Pase, está abierto. Pero no era la Iglesia sino el Museo de la Iglesia y ahí fui. Esta imagen es lo mejor que logré sacar del altar desde atrás de una reja que prohibía la entrada.

La museóloga salió volando a atenderme, chocha de poder hablar con alguien. Esta señora es como cualquier museóloga que ustedes se imaginan: una señora que sabe todo, conoce a todo el mundo en Pilar, vieja, pintarrajeada y aburrida. Me pregunta qué busco y le cuento que vine a la Iglesia a ver el sable de mi abuelo, pero como la Iglesia estaba cerrada pensé que podía entrar por ahí. Me pregunta: ¿No será el sable del General Martinez el que busca? – que cosa! dio en la tecla. “Correcto”. Ah, ahora el cura lo puso aquí, en el Museo, mire acá está.

Saco fotos y, mientras tanto recorro el pobre Museo, con las cosas puestas por ahí, sin vitrinas para protegerlas, un uniforme que se va destruyendo por la humedad y la tierra… todo viejo y envejecido. “Le faltaría una foto de mi abuelo”, le digo y me doy vuelta y lo veo, jovencito y de Coronel. “Ah! Acá está!, ¿es el mismo? Me pregunta doña museóloga. Sí, es él. Me dice: de este lado está la historia de Pilar. Me tendría que traer una foto para ponerla allá, junto al sable. Se la prometo. Se la traeré. Entonces me dice que le mande una historia de mi Abuelo, que van a tener una reunión y van a hablar de la gente que hizo Pilar y le gustaría a ella presentar algo de ese sable. Le prometo escribirlo y enviárselo por correo. Me dice que ella conocía a Mingo Martínez y por supuesto a su hijo casado con Norma: ¿conoce a Norma….? Ni idea, le digo. Mientras me anota la dirección y me acompaña a la verja. Entonces…. Grita: Norma, Norma!

No va a pasar por la puerta la famosa Norma casada con el hijo de Mingo, con él del brazo!!!! Nos presenta, charlamos, nos vemos por primera vez, sabía que ese señor era un familiar suyo, besos chau chau… sigo mi paseo turístico, rumbo a la plaza, dejando mi promesa del relato y de la foto de mi abuelo.

Mientras que sacaba esta foto pensaba que acá habían estudiado “los Martínez” y habían sido maestras “las Martínez” aunque no sé si sería exactamente así la Escuela Nro.1

Todo fue en 4 manzanas, no más: terminal de bondis, Anses, plaza, Iglesia, Museo, Municipalidad y Galería para el cafecito de media mañana para leer los papeles y pasadita por los excusados. Retorné en otro 57 esta vez la tenía clara: DIFERENCIAL, que sí iba llenito y que me dejó en Saavedra a la 1 del mediodía.