Uso de comillas y paréntesis.
La función de las comillas en un texto.
Lee con atención este texto: Los compañeros de Toño no entendían su afición por la música clásica. Les extrañaba que ocupara varias horas en escuchar las cintas que su primo le grababa de “compact-discs”, para después practicar en el piano. Le llamaban “el sabihondo” por esta preferencia y casi no platicaban con él. Al muchacho no le importaba mucho ese distanciamiento; las notas llenaban su espíritu de alegría, en especial la “Quinta Sinfonía” de Beethoven, tan intensa.
Cuando se sentía desanimado, Toño recordaba las palabras de su profesor: “La música será para ti una luz que guiará tu camino. No la abandones, es tu auténtica vocación.” Eso lo alentaba a continuar el esfuerzo por lograr su objetivo: llegar a ser un pianista de renombre. ¿Qué signos aparecen constantemente en el texto?, ¿para qué se usan en cada caso?
Las comillas (“ “) son un signo auxiliar doble que se usa en los siguientes casos:
Al principio y al final de citas textuales. Por ejemplo: Decía Lázaro Cárdenas en junio de 1934: “El problema agrario está en pie en todos los estados de la República, en unos en mayor proporción que en otros, y reclama una pronta acción gubernamental a fin de que las necesidades de tierras de los pueblos estén completamente satisfechas”. Arnaldo Córdova, La política de masas del cardenismo.
En las obras literarias, para preproducir las palabras de un personaje: La vi empolvarse la nariz. Cuando acabó de hacerlo, cerró la cajita y volvió a ponerse en pie y caminó de nuevo hacia el velador, diciendo: “Temo que alguien sueñe con esta habitación y me revuelva mis cosas”; y tendió sobre la llama la mano que había estado calentando antes de sentarse al espejo. Y dijo: “No sientes el frío”. Y yo le dije: “A veces”. Gabriel García Márquez, Ojos de perro azul.
En los nombres de obras de arte, aunque actualmente se prefiere subrayarlos o escribirlos con otro tipo de letra: “El beso”, o El beso, de Augusto Rodin. La sinfonía “Pastoral”, o Pastoral, de Ludwing van Beethoven. “José Trigo”, o José Trigo, de Fernando del Paso.
Cuando se usan palabras extranjeras, para demostrar que el usuario sabe que no son propias del idioma, en el cual existen términos para definir lo que se cita: Los “jeans” le quedaban muy bien. Me encanta tu colección de “posters”.
Para indicar apodos o sobrenombres: Le decían “el Niño de Oro”. El “Rayito” González llegó a la meta.
Cuando se quiere dar un sentido irónico a alguna frase o sugerir algo distinto de la connotación del término: Era “altísimo”: medía 1.50 m. Es tan “educada” que ni siquiera me saludó. Su perro “bonito” estaba muy sucio y descuidado.
Al principio y al final en palabras sueltas, cuando se desea que llamen la atención del lector: Si nuestro idioma no incluyera la palabra “gracias”, ya habríamos inventado otra manera de expresar nuestra gratitud. Hay palabras realmente obscenas como “hambre”, “guerra” y “corrupción”.