Noris Capín Alma, Mente espíritu y © Copyright 2007
Por medio de la cruz de Jesucristo, eres llamada (o) a perdonar a tus enemigos, a ser valiente en t u caminar por la vida, a vivir consagrada (o) a la verdad y hacer el bien en todo momento.
Cuando digo estas palabras, estoy llevando su significado más allá de las fronteras del Universo, más allá de la esclavitud de las naciones, y mucho más lejos del horizonte: puesto que me refiero a la convivencia pacífica de tu mente, tu alma y tu espíritu.
Porque no existe nada más sagrado y más personal en tu vida, que esos tres elementos portadores de paz y armonía. Ellos te entrelazan a vivir una existencia encaminada a la verdad y el respeto hacia tu persona.
Aprender a vivir en concordancia con todo lo que te rodea y con quien eres, hace que tengas un balanza imaginaria dentro de tu cuerpo; cuya armonía indica el equilibrio entre el bien y el mal, y al mismo tiempo se abre delante de ti la verdad y no a la mentira; al escuchar la voz de la conciencia vibrar dentro de ti.
Es imprescindible tener tranquilidad interna, para que los trastornos naturales de la vida, no destruyan la comunión de estos tres dones que residen en tu persona: valores que enaltecen a Dios, por ser Dios el componente principal de la vida.
Hay que dejar atrás los resentimientos, los resabios, la envidia para que estos sentimientos destructivos no interfieran en estos tres regalos de Dios: mente, alma y espíritu. Tu mente, es el entendimiento y la facultad de comprender, conocer e imaginar todolo que sucede en tu vida. Es la intención del bien, la razón y el propósito de tomar conciencia de tus actos y de tus pensamientos, de manera que ellos concuerden y se transformen en uno.
No hay nada más importante que la mente del ser humano; de ella salen los pensamientos positivos y se abrigan los recuerdos más insondables del alma. Porque la mente es un almacén de memorias, vivencias, y en ella se proyectan y ejecutan decisiones de gran envergadura.
La mente también puede causar desavenencias internas, pues es portadora de inquietudes y tristezas, lo que contradice la paz que deseas mantener en tu vida. Tu alma por otro lado, es la parte emocional y moral, cuyas fuerzas se entretejen con el aliento, la viveza, la energía y la seguridad propia.
La intervención de Dios a la hora de tu concepción al activar el alma en tu cuerpo, te proporcionó vida y la vida es el alma que reside en tu ser por medio de Dios. Tu espíritu, es el carácter fundamental que te guía y te une a Dios a través de principios y actitudes que componen tu propio ser. Es el ánimo, el valor, la disciplina y la convicción que rige tu existencia todos los días.
Concluyendo este mensaje, recuerda que tu cuerpo tiene vida y al mismo tiempo alma, espíritu y mente. Nunca olvides que la separación de estos tres impresionantes regalos de Dios, conducen a la muerte del corazón, ya que el corazón es parte de esos obsequios dados por Dios, nuestro Señor.
Dice la Palabra de Dios en Proverbios 3: 5-6: “Confia de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y Él te llevará por el camino recto.”
Editado para el periódico “En USA News” Columna: Mujer Nueva – Octubre 2008 Autora del libro: ¡Mujer levántate!