Es un período de transición puesto que señala el tiempo del instinto a la voluntad, y la imaginación a la razón. Es un período de transición puesto que señala el tiempo del instinto a la voluntad, y la imaginación a la razón. Su círculo de amistades se ensancha, y entra en una atmosfera más definida de responsabilidades. Su círculo de amistades se ensancha, y entra en una atmosfera más definida de responsabilidades.
I. FÍSICAMENTE, EL NIÑO ES ENERGICO El niño es más violentamente enérgico y activo, y estarse quieto por mucho tiempo le es u tormento. El ejercicio constante de sus músculos al andar, correr, subir y partir, todo tiende a hacer automáticos estos movimientos. El desarrollo mental puede adelantarse o retrasarse conforme progresa el dominio o la coordinación muscular. El niño necesita un programa lleno de actividades.
Pasará mucho de su tiempo en: A. JUEGOS El niño ya no juega solo. Su juego tiene propósitos definidos. El sexo determinará el juego y los compañeros del mismo. B. EL TRABAJO El trabajo tiene valor educativo. Valor moral.
II. MENTALMENTE, EL NIÑO ES OBSERVADOR Observa ahora con más atención debido a su mayor conocimiento, pero aún más por la agudeza de sus sentidos. Sus facultades de razonar y de discriminar apenas se están despertando, y fácilmente podemos sobreestimar su progreso intelectual en este tiempo. Poco a poco el niño va aprendiendo a relacionar cada nueva experiencia con las ideas, los instintos y hábitos que ya posee. Esta es la razón por la cual es importante que el catequista visite el hogar y conozca los ambientes y lugares donde el niño se desarrolla y se de cuenta de las experiencias, ideas y costumbres de ellos para poder relacionar sus enseñanzas nuevas con los conocimientos y experiencias que el niño posee.
III. RELIGIOSAMENTE, EL NIÑO ES DISCRIMINADOR El niño tiene inclinación natural a Dios. Su conciencia es tierna; el impulso hacia la obediencia es fuerte y aún retiene la fe sencilla de los primeros años. A.LO VERDADERO Y LO IMAGINARIO Es importante que los padres les expliquen con los datos ciertos cuando el niño demuestre los primeros síntomas de incredulidad. Se le debe presentar la Biblia tal como le será presentado en los años venideros. C. LO BUENO Y LO MALO Principia a comprender algo del gran conflicto entre el bien y el mal. Descubre que está siendo arrastrado a este conflicto Descubre que hay niños que actúan con bondad y generosidad y otros con malicia.
C. DISTINGUE ENTRE LOS HECHOS Y LAS PALABRAS, ES DECIR, ENTRE LA ENSEÑANZA Y LA PRÁCTICA. Tanto los padres como los catequistas deben ser cuidadosos de poner en práctica todo lo que tratan de enseñar con palabras a los niños. Un niño tiene toda la razón de creer que sus maestros, catequistas y sus padres practican lo que enseñan, hasta que descubra que no es así.
IV. LA EDUCACIÓN RELIGIOSA No es necesario un conocimiento exhaustivo del mensaje, sino una enseñanza global, con ritmo lento y meditativo. No es necesario un conocimiento exhaustivo del mensaje, sino una enseñanza global, con ritmo lento y meditativo. El catequista y los padres aprovecharán ese deseo natural que el niño tiene de conocer a Dios. El catequista y los padres aprovecharán ese deseo natural que el niño tiene de conocer a Dios.
¿Qué debemos enseñarle? Que Dios le ama y está dispuesto a perdonarle sus pecados, nos ama y nosotros le debemos obediencia. Que Jesús es el Hijo de Dios, que se entregó por todos nosotros para salvarnos. Jesucristo es nuestro Señor y Salvador. Que Jesús nos muestra al Padre y nos promete la asistencia del Espíritu Santo. Que la Biblia es el libro de Dios, nos narra la historia de salvación. Que Jesucristo está presente en los sacramentos, que quiso quedarse entre nosotros especialmente en el Sacramento de la Eucaristía. Que la Iglesia es la comunidad de seguidores de Jesús, nuestra familia a la cual pertenecemos y juntos caminamos hacia la casa de Dios nuestro Padre.
Que Dios nos dio un hogar y su familia donde podemos conocerle, amarle y seguirle. Que Dios nos oye cuando oramos y podemos hacerlo en cualquier tiempo y en cualquier lugar, de manera especial cuando nos reunimos los cristianos en asamblea. Que María, la madre de Jesús, está en el cielo y ruega por nosotros para que seamos dóciles al Espíritu Santo. Debemos fomentar siempre los hábitos cristianos en nuestros niños: fraternidad, respeto, tolerancia, reverencia, orden, etc. Que el cielo es estar con Dios en el amor y el infierno es la separación de Dios por falta de amor.
V. COMO EDUCAR EN LA FE. La influencia de la familia sigue siendo importante, pero a ella se le añade, el ambiente escolar, así como la vida del grupo de catequesis y las enseñanzas catequísticas. la profundidad de una iniciación religiosa no se mide por la cantidad de conocimientos que el niño puede almacenar, sino por la calidad de la relación de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que haya establecido.
Las actitudes que hay que despertar son: El amor filial al Padre. La imitación de Jesucristo. Docilidad al Espíritu Santo. Errores que se deben de evitar: o Hablando del sacramento de la Penitencia y de los pecados, no hacer demasiadas distinciones al hablar a los niños. o Educar sobre todo en el sentido de la penitencia, de la vuelta a Dios, no tanto de temor o de la distinción detallada de los pecados. o Debe quedar bien claro en la conciencia de los niños que la confesión no es un simple requisito para comulgar (DGC 3) o No fijarse tanto en las transgresiones u omisiones sino más bien en el cumplimiento positivo.
VI. INICIACIÓN A LA VIDA SACRAMENTAL. Esta etapa está impregnada de los momentos celebrativos fuertemente experimentados de la preparación y vivencia del sacramento de la reconciliación y de la Eucaristía. Reconciliación o Penitencia. El niño está preparado cuando manifiesta que quiere volver a la amistad con Jesús por medio de este sacramento. Cuando es capaz de distinguir entre una acción mala así pensada y un hecho involuntario. Cuando es capaza de hablar de sus faltas sin emplear un lenguaje que no es suyo. Cuando ve que el pecado es una acción personal entre él y Dios, su Padre; entre él y Jesús.
Eucaristía. Hay que orientarla, no como «recibir al Señor», sino como la participación interna y externa en el sacrificio y ofrenda de Cristo en la Misa. Importante es hacerlos entender que el día de la primera comunión lo importante es unirse a Jesús y no el vestido o el traje o la fiesta.
CUESTIONARIO ¿Cómo son los niños de 7 a 9 años física, mental, moral y religiosamente? ¿Por qué razón el niño que se encuentra en la niñez media es violentamente activo y enérgico? ¿En qué se diferencian los juegos de los niños en esta etapa de la vida a las anteriores? ¿Qué valor tiene el trabajo para los niños de esta edad? ¿Por qué es importante que el catequista conozca el hogar y el ambiente escolar de los niños que asisten a la catequesis? ¿Qué distinciones hace el niño de esta edad? ¿A qué etapa catequística pertenecen los niños de la niñez media? ¿Cómo pueden los padres y catequistas favorecer esta etapa para el aprendizaje de los momentos celebrativos de la vida cristiana?