Lo importante no es cambiar al mundo ni a los demás sino de cambiar nuestra forma de ver al mundo y a los demás, y de esta manera, lograr lo que realmente anhelamos, tras nuestro aparente deseo de "éxito" material: conseguir la paz interior, que no necesita de nada ni de nadie sino solamente de nuestra propia voluntad.
La esencia de nuestro ser es el amor. El amor no puede ser obstaculizado por lo que es meramente físico.
“Si el amor es eterno, luego entonces el temor a darlo –temor al rechazo- es absurdo, pues no importa cuánto lo demos, el amor seguirá estando ahí, en nosotros, inagotable, inacabable”.
Salud es paz interior. Por lo tanto, curarse es despojarse del temor. Enfocarnos en cambiar el cuerpo es perder de vista nuestro único objetivo: la paz mental.
Dar es recibir. Sólo podemos dar amor pues eso y sólo eso es lo que somos eternamente, y si así es, es posible liberarnos de nuestro más común y doloroso error: esperar recibir amor de fuera (reconocimiento, aceptación, cariño, etc.)
Todas las mentes están unidas. Por lo tanto, el perdón es auto-perdón, la liberación es auto-liberación, tal como la condenación es en realidad auto-condenación.
“Ahora” es el único instante que existe para nuestro bienestar. La felicidad, la paz y el amor sólo se pueden experimentar aquí y ahora, pues sólo en el presente, es posible decir “Soy feliz”.
Las decisiones se toman aprendiendo a escuchar aquella parte de nosotros que prefiere siempre a la paz que llevamos dentro.
No existen buenas o malas decisiones, existen sólo aquellas que son correctas o incorrectas, falsas o verdaderas. La única elección posible es entre el amor y el miedo, y la única correcta es el amor.
El perdón es la senda hacia la salud y la felicidad verdaderas. Al perdonar, llegamos a darnos cuenta que aquellos a quienes percibíamos como nuestros agresores o como la fuente de nuestra desdicha, en realidad son nuestros maestros,
y que cada circunstancia aparentemente desagradable o amarga es una oportunidad para madurar en la felicidad, la paz y el amor. Del libro un curso de Milagros por Helen Schucman y Bill Thetford
El amor es complicado de definir pero fácil de reconocer. Cuanto más das, más tienes. Cuanto menos amor demandes, más recibirás. Cuantas menos condiciones le pongas más a tu medida será, y más sentido cobrará para ti.
El amor puede generar, por el mero hecho de estar allí, una diferencia increíble y positiva. Y puede poner en juego su magia en cada rincón de tu vida.
Dale amor a alguien y estarás forjando una conexión que fortalecerá a ambos. Ama al mundo que te rodea y harás que sea más hermoso. Ama lo que haces y serás mucho más efectivo.
Agrega amor al conocimiento y obtendrás sabiduría. Ama la vida en si misma y siempre encontrarás la manera de darle sentido a cada instante. Con cariño, Betty