LA PALABRA DE DIOS ARCHIVO #36 LAMENTACIONES
LAMENTACIONES LA PALABRA DE DIOS Este Libro consta de cinco poemas que evocan la ruina de Jerusalén, acaecida en el 587 a. C., y están escritos en el estilo de las elegías fúnebres de esa época. Consta de 5 capítulos.
(3. 40). Este humilde reconocimiento de las propias culpas, Al dolor provocado por la destrucción de la Ciudad santa y a las quejas desgarradoras frente a la triste situación en que se encontraban sus habitantes, sigue una profunda reflexión, madurada a la luz de esa misma desgracia. "Jerusalén ha pecado gravemente y se ha convertido en algo inmundo" (1. 8). “Examinemos a fondo nuestra conducta y volvamos al Señor” (3. 40). Este humilde reconocimiento de las propias culpas, tantas veces denunciadas por los profetas anteriores al exilio, está acompañado de una ardiente súplica por la restauración de Israel, que se apoya a su vez en las predicciones mesiánicas de los profetas y es muy semejante a la de los Salmos 44; 80; 89.
las ha incorporado a la liturgia de la Semana Santa, para Las Lamentaciones son utilizadas por la liturgia judía en cada aniversario de la destrucción de Jerusalén, y el Cristianismo las ha incorporado a la liturgia de la Semana Santa, para evocar la Muerte de Jesús.
Jerusalén, “La Ciudad del gran Rey” (Sal. 48. 3), está en ruinas y PRIMERA LAMENTACIÓN Jerusalén, “La Ciudad del gran Rey” (Sal. 48. 3), está en ruinas y se parece a una reina convertida en esclava. Abandonada por sus antiguos amantes, desolada y privada de su primitivo esplendor, profanada y despreciada, ella reclama la piedad de los hombres: "¡Todos ustedes, los que pasan por el camino, fíjense bien y miren si hay un dolor comparable al mío! " (1. 12). Desde el fondo de su amargura, la ciudad infiel reconoce su culpa y pide humildemente a Dios que le haga justicia contra sus enemigos.
LA DESOLACION DE JERUSALEN. Alef ¡Cómo está solitaria la ciudad populosa! Se ha quedado como una viuda la grande entre las naciones; la princesa entre las provincias tiene que pagar tributo. Bet Pasa la noche llorando, las lágrimas corren por sus mejillas. No hay nadie que la consuele entre todos los que la amaban; todos sus amigos la han traicionado, se han convertido en enemigos. 1, 1-2
LAMENTO DE JERUSALEN POR SU DESGRACIA. Ain A causa de esto, estoy llorando, mis ojos se deshacen en llanto, porque está lejos de mí el consolador que podría reanimarme. Mis hijos están desolados, porque triunfa el enemigo. Pe Sión extiende sus manos, pero nadie la consuela. El Señor dio órdenes contra Jacob a sus adversarios de alrededor. Jerusalén ha llegado a ser una cosa inmunda en medio de ellos. Sade Pero el Señor es justo, porque yo fui rebelde a su palabra. ¡Oigan bien, todos los pueblos, y miren mi dolor! Mis vírgenes y mis jóvenes han partido al cautiverio.1, 16-18
SUPLICA DE JERUSALEN POR LA LIBERACION. Sin ¡Oigan cómo estoy gimiendo, sin que nadie me consuele! Todos mis enemigos, al oír mi desgracia, se alegraron de lo que has hecho. ¡Que llegue el Día que Tú has anunciado, y que ellos estén igual que yo! 1, 21
"el estrado de sus pies"? (2. 1). SEGUNDA LAMENTACIÓN Sión se lamenta porque el Señor la trató como a un enemigo. Su Templo fue incendiado, sus murallas arrasadas y sus puertas arrancadas. El rey y sus príncipes fueron llevados cautivos. Ya no existe la Ley ni hay profetas que hablen en nombre del Señor. Los ancianos están abatidos y los niños desfallecen en las plazas. "¿A quién podré compararte, hija de Jerusalén? Porque tu desastre es inmenso como el mar" (2. 13). ¿Cómo es posible que el Señor haya llegado a ese extremo con la ciudad que era "el estrado de sus pies"? (2. 1).
LA INDIGNACION DEL SEÑOR CONTRA ISRAEL. Alef ¡Cómo cubrió de nubes el Señor, en su enojo, a la hija de Sión! Precipitó del cielo a la tierra la gloria de Israel; no se acordó del estrado de sus pies, en el día de su ira. Bet El Señor devoró sin piedad todas las moradas de Jacob; derribó en su indignación las fortalezas de la hija de Judá; echó por tierra y profanó el reino y sus príncipes.2, 1-2
EXHORTACION A JERUSALEN Sade ¡Invoca al Señor de corazón, gime, hija de Sión! ¡Deja correr tus lágrimas a raudales, de día y de noche: no te concedas descanso, que no repose la pupila de tus ojos! Cof ¡Levántate, y grita durante la noche, cuando comienza la ronda! ¡Derrama tu corazón como agua ante el rostro del Señor! ¡Eleva tus manos hacia El, por la vida de tus niños pequeños, que desfallecen de hambre en todas las esquinas! 2, 18-19
porque El "nunca rechaza a los hombres para siempre" (3. 31). TERCERA LAMENTACIÓN En el estilo de las Lamentaciones individuales, semejantes a las de algunos Salmos, el poeta expresa los sentimientos del pueblo que permaneció en Jerusalén después de su caída. "Ríos de lágrimas brotan de mis ojos, por el desastre de la hija de mi pueblo" (3. 48). A esa amarga lamentación que recuerda las quejas de Job y las “confesiones” de Jeremías, sigue una reflexión sapiencial. El autor reconoce la omnipotencia y la justicia de Dios, y mantiene su esperanza a pesar de todo, porque El "nunca rechaza a los hombres para siempre" (3. 31).
LA AFLICCION DE JERUSALEN. Guímel Me tiene cercado y no puedo salir, hizo pesada mi cadena. Por más que grite y pida auxilio, cierra el paso a mi plegaria. Cercó mis caminos con piedras talladas, entorpeció mis senderos. Dalet Fue para mí un oso en acecho, un león agazapado. Me apartó del camino y me desgarró, me dejó desolado. Apuntó con su arco e hizo de mí el blanco de su flecha. 3, 7-12
LA MISERICORDIA Y LA JUSTICIA DEL SEÑOR, MOTIVO DE ESPERANZA. Jet La misericordia del Señor no se extingue ni se agota su compasión; ellas se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi parte, dice mi alma, por eso espero en El. Tet El Señor es bondadoso con los que esperan en El, con aquellos que lo buscan. Es bueno esperar en silencio la salvación que viene del Señor. Es bueno para el hombre cargar con el yugo desde su juventud. Iod Que permanezca solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone. Que ponga su boca sobre el polvo: ¡tal vez haya esperanza! Que ofrezca su mejilla al que lo golpea y se sacie de oprobios. 3, 22-30
medio de las concupiscencias de nuestra Y a ustedes que estaban muertos en sus delitos y pecados, en los cuales vivieron en otro tiempo según el proceder de este mundo, según el Príncipe del imperio del aire, el espíritu que actúa en los rebeldes... entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la cólera... Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo, por gracia han sido salvados. Ef. 2, 1-5
que se había alegrado y aprovechado CUARTA LAMENTACIÓN Muy parecida a la segunda por la forma y por el contenido, la cuarta lamentación insiste en la culpabilidad de los falsos profetas y de los sacerdotes, principales responsables de la destrucción de Jerusalén. "La iniquidad de la hija de mi pueblo ha superado el pecado de Sodoma" (4. 6). En vano se esperó la ayuda de una nación extranjera. El hambre y la miseria desfiguraron a los habitantes de la ciudad y dieron lugar a las peores crueldades. Esta Lamentación concluye con una imprecación contra Edóm, el antiguo enemigo de Israel, que se había alegrado y aprovechado de su ruina. (Sal. 137. 7).
LA INFIDELIDAD DE ISRAEL. IMPRECACION CONTRA EDOM. LAS CONSECUENCIAS DE LA INFIDELIDAD DE ISRAEL. Mem Esto sucedió por los pecados de sus profetas, por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de los justos. Nun Vagaban como ciegos por las calles, manchados de sangre, de manera que no se podía tocar sus vestiduras. 4, 13-14 IMPRECACION CONTRA EDOM. Tau Tu iniquidad se ha borrado, hija de Sión: ¡El no volverá a desterrarte! Él castigará tu culpa, hija de Edóm, ¡pondrá al descubierto tus pecados! 4, 22
QUINTA LAMENTACIÓN "¡Recuerda, Señor. lo que nos ha sucedido, mira y contempla nuestro oprobio!" (5. 1). Así comienza la hermosa plegaria de la última lamentación, que, aunque no es alfabética, tiene la misma cantidad de versículos que el número de letras del alfabeto hebreo. Dentro de la súplica se hace una exposición detallada de los padecimientos del pueblo. La herencia del Señor cayó en manos de extranjeros. Los sobrevivientes deben exponer su vida para poder comer. Ha cesado toda actividad en las puertas de la ciudad. Pero el Señor "reina para siempre" y "su trono permanece eternamente" (5. 19). ¿Cómo no confiar en El, que es capaz de convertir y renovar a su Pueblo?
SUPLICA POR LA CONVERSION Y RESTAURACION DE ISRAEL. Pero Tú, Señor, reinas para siempre, tu trono permanece eternamente. ¿Por qué nos tendrás siempre olvidados y nos abandonarás toda la vida? ¡Vuélvenos hacia Ti, Señor, y volveremos: renueva nuestros días como en los tiempos pasados! ¿O es que nos has desechado completamente y te has irritado con nosotros sin medida? 5, 19-22
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