Cuento Gitano Echo por Tamara y Talía ¡¡ Los gitanos al poder!!

Los gitanos somos así de pura sangre. Había una vez una niña gitana que se llamaba Samara que tenía 15 años, su historia es muy bonita pero a la vez era muy triste. A ella le empezó a gustar un chico llamado Manuel pero lo mantuvo en secreto para que su padre no se enterara. El amor que tenía cada vez se hacía más grande, pero no podía confesárselo a Manuel. Los gitanos somos así de pura sangre.

Un día fue a comprar y escuchó una conversación de 2 mozas hablando de él, decían que estaba saliendo con una niña muy guapa. Samara al oír la conversación se fue llorando a su casa. Samara veía a ese chico como algo inalcanzable. Cada día que pasaba le quedaban menos esperanzas, así que decidió olvidarlo pero se le hacía muy difícil; se lo encontraba en todos los sitios, pero no era por pura casualidad. El chico, Manuel, la buscaba pero por vergüenza y por ser jovencita no se le declaraba hasta que un día se encontraron en una fiesta.

Había muchos chicos con Manuel y solo hablaban de ella que era muy guapa y discreta, hasta uno de sus primos decidió ir a conquistarla. Entonces Manuel sintió celos al ver a Samara hablar con su primo y hay fue cuando su vergüenza desapareció, y fue a enterarse de lo que decían. Ella decía que amaba a un chico pero el no le correspondía. Entonces Manuel le dijo: Samara ese chico que te gusta ¿soy yo?. Ella todo sonrosada dijo: si, hace tiempo que me gustas. Y el contestó: ¿Por qué no me lo dijiste antes?.

Dijo ella: por que me entere que estabas saliendo con una niña, dijo Manuel: si es verdad pero lo dejamos por que yo no la quería, te quería a ti. Empezaron a salir, se querían demasiado y no podían esperar más. Manuel le dijo: Samara mi familia ya lo sabe, te boy a pasar a pedir. Samara se asustó al oírlo y dijo: solo tengo 16 años; mi padre no me dará . Y el le dijo: Samara te quiero mucho, pero no puedo esperar más tiempo, en 2 días le pido tu mano a tu papa.

Llegado el día, el padre del chico con el abuelo y el hermano fueron a casa de Samara, el padre de ella sorprendido les dijo: ¿Qué a pasado?. Dijo el padre Manuel: nada solo que tengo que decirte que tu hija y mi hijo han estado saliendo y se quieren, yo se que es muy joven pero tengo que cumplir con la ley gitana, yo te la pido. El padre se levanto con furia y dijo: lo siento pero no te la doy, es muy joven, antes la mato. Los separaron por un tiempo pero no les sirvió de nada.

Manuel tomó cartas en el asunto y fue por la ventana de Samara: “Samara, Samara “, coge tus cosas y vamonos. Se fugaron a casa de un primo de Manuel. Les costó mucho conseguir hogar pero fueron felices y Samara le hizo comprender a su padre que el amor no tiene edad y nadie puede interponerse en el.

Samara Gabarre Manuel Hernández