París III La Tour Eiffel

Puente de Luis I, Oporto (1880) La arquitectura industrial, propia de la segunda mitad del s. XIX, se basa en el uso de los nuevos materiales tecnológicos: hierro, cristal, acero, hormigón armado…, que se complementan entre sí y permiten construir edificios grandes y ligeros. Puente de Luis I, Oporto (1880)

Puente colgante de Clifton, Bristol (1837-1864) Estos nuevos materiales permitían que la edificación se sustentara con pocos soportes, lo que hacía posible abrir grandes espacios y rellenar los muros con cristal, además de hacerlo con rapidez, puesto que se podían utilizar piezas prefabricadas.

Por su parte, las exposiciones universales, iniciadas con la londinense de 1851, se convirtieron en espacios para la difusión y experimentación tecnológica. Cristal Palace, Londres (1851). Hierro, cristal y madera. Primer edificio levantado a base de piezas prefabricadas de pequeñas dimensiones ensambladas in situ.

La torre Eiffel es, probablemente, la obra más emblemática de la arquitectura del hierro por el protagonismo exclusivo de este material, y también fue concebida para convertirse en el símbolo de una Exposición Universal, la de París de 1889, que conmemoraba el centenario de la Revolución Francesa.

Su autor fue Gustave Eiffel, joven ingeniero, famoso por sus bellas y arriesgadas construcciones en metal. Entre ellas, el viaducto Garabit de Francia, durante años el puente más alto del mundo, y la estructura metálica de la estatua de la Libertad de Nueva York

Levantada en dos años, la torre es una estructura que pesa unas 10 Levantada en dos años, la torre es una estructura que pesa unas 10.100 toneladas, formada por más de 18.000 piezas de hierro, y que necesitó 2,5 millones de remaches para mantenerse en pie.

A pesar de esas cifras, da sensación de ligereza, lo que se logra por la transparencia, que hace imposible distinguir entre el interior y el exterior.

Su planta dibuja un rectángulo virtual de 125 metros de lado cuyos vértices son los cuatro pilares de grandes dimensiones sobre los que se apoyan cuatro arcos también gigantescos.

A medida que suben, los pilares se curvan hacia el interior para acabar convirtiéndose en un único elemento; el trazado piramidal resultante potencia la sensación de verticalidad.

La torre consta de tres plataformas: la primera a 57 metros del suelo, la segunda a 115 metros, y la última (un mirador cubierto de cristales con capacidad para 800 personas) a 275 metros. Se puede acceder a las mismas tanto en ascensor como por escalera.

Con sus 305 metros de altura fue, en su momento, el edificio más elevado del mundo, hasta que fue superado por el edificio Chrysler de Nueva York, inaugurado en 1930 y que alcanzaba los 319 metros de altura.

Desde sus comienzos fue polémica, ya que muchos la consideraron antiestética por carecer de piedra. Sin embargo, a pesar de tener carácter efímero, no fue demolida gracias al enorme alcance de su antena, de importancia vital en la Primera Guerra Mundial. “Nosotros, los escritores, pintores, escultores y arquitectos venimos, en nombre del buen gusto y de la amenaza que se hace a la historia de Francia, a expresar nuestra profunda indignación por el hecho de que permanezca, en el corazón de París, esta innecesaria y monstruosa torre” (Extracto de un manifiesto publicado en la prensa parisina) Actualmente es el monumento más visitado del mundo y el símbolo universal de París.

Se construyó en el Campo de Marte de París, una inmensa explanada que había sido campo de cultivo y que desde la construcción de la “Escuela militar” en 1765 se convirtió en área de maniobras militares.

Durante la revolución francesa fue marco de episodios sangrientos, memorables, y de grandes fiestas de la revolución.

Posteriormente fue centro de carreras de caballos, primeras ascensiones en globo, sede de pabellones temporales de exposiciones y actualmente territorio de paseo, zona para correr o inmensa área para espectáculos de rock.

Cerca del Campo de Marte y de la Escuela Militar se encuentra el complejo de “Les Invalides”

Luis XIV ordenó su construcción en 1670 con la intención de que las instalaciones ofrecieran cobijo para los veteranos inválidos de guerra que quedaban sin hogar.

Desde la explanada de los Inválidos se percibe su grandiosidad y, al mismo tiempo, su sencillez. La rectitud de sus líneas de fachada realzan el poder de la gran cúpula.

En 1840 los restos de Napoleón Bonaparte fueron depositados allí desde la isla de Sta. Elena. También se conservan allí los restos del hermano de Napoleón José I de España.