¿De qué nos alimentamos? Debemos ser conscientes que no solamente vivimos por la comida que ingerimos a diario. Al igual que debemos tener una dieta equilibrada y cuidarnos de los excesos para evitar los problemas de obesidad, colesterol e hipertensión, también tendríamos que tener presente ¿de qué se alimenta nuestra mente y corazón?

Nos podríamos comparar con los árboles frutales, que si de la tierra absorben buenos nutrientes, sus frutos serán óptimos para el consumo. Lo que sí es cierto es que existen frutos buenos y frutos malos, no hay intermedios.

La violencia es el resultado de una mala cosecha, últimamente si nos fijamos, a simple vista se puede ver en la televisión, en el cine, en el internet, en los juegos de vídeo, en las novelas literarias, en el periódico, en la moda, en los carteles publicitarios y en un sin fin de sitios.

La violencia intoxica a la humanidad a tal nivel que influye de forma determinante en la convivencia familiar, en nuestros trabajos, en el tráfico, hasta en las escuelas, a niños de muy corta edad ya se les manifiesta la violencia de una manera impresionante.

Todo esto viene a ser el producto de la injusticia, de la incomprensión, del egoísmo, del abuso de poder, de los celos, pleitos, raíces de amargura, drogas, alcohol y muchas cosas mas que salen del corazón de los que se alimentan erradamente. La violencia genera más violencia y puede llegar a extremos incontrolables.

Entonces, ¿de qué podríamos alimentarnos para poder alcanzar el bienestar que quisiéramos obtener?

A pesar de todos estos conflictos que sufre la humanidad cuya consecuencia es la autodestrucción, existe la oportunidad de superar la adversidad si nos aferramos a quien tiene el poder de convertir lo malo en bueno.

Si nos acercamos a nuestro Dios recibiremos de Él por medio de su Santo Espíritu : AMOR, GOZO y PAZ.

Al alimentar nuestra mente y corazón con los bienes de Dios, podremos ser : PACIENTES, BONDADOSOS y BENIGNOS con nuestros semejantes.

Manifestaremos : FE, MANSEDUMBRE y TEMPLANZA hacia Dios.

Si la humanidad se dejara guiar por la fuente del saber de Dios, el mundo funcionaria de una manera totalmente diferente, habría justicia, entendimiento y paz, lo necesario para alcanzar la felicidad.