15 de Octubre, 2010
No se cierra la puerta, que nos abre Teresa el gran dintel de sus amores
¡Mirad el agua clara y tantas flores! El huerto dará fruto a quien lo labre.
El ancho ventanal de su existencia, El “para siempre” aquel de cuando niña … Nos hacen otear por su campiña, Y a descubrir muy dentro la Presencia.
Teresa calla y sueña. La Paloma de encendidas conchicas, se ha posado sobre su pluma, ya gastada y roma.
Su alma en el papel ha cincelado, y en esos pliegos nos dejó el aroma que tiene a todo un Dios, enamorado.
Con Teresa de Jesús, nuestra madre, ¡¡¡a recorrer su Camino de Perfección!!!
¡Felicidades! Carmelo de San José Antequera