Dieux “muiscas”

CHIVAFRUIME Gran dios muisca de la guerra, su presencia es una de las más imponentes y temerarias. Siempre está con su suntuosa armadura y en posición de combate. Su expresión nos recuerda la fuerza del jaguar. Es calculador, de pocas palabras y la disciplina es su medicina. Pero su dureza solo sería maldad si no la equilibra con las razones que mueven a su corazón: protger a la madre Hycha Gaia (madre tierra) y a todos sus hijos. El sacrificio que pide a los hombres es resistencia y perseverancia en la batalla, al invocarlo da a los hombres coraje y valor para continuar con las luchas tanto físicas como espirituales.

NENNENCATACOA Dios de la chicha y el ensueño, protector de los artístas y los tejedores. Nencatacoa, mitad hombre mitad zorro, siempre lleva puesta una mejestuosa manta. Es el gran auspiciador de las borracheras. A este ágil dios zorro, lo que más le gusta es la danza y el canto, por eso no le pide nada al pueblo muisca salvo que le ofrezcan un buen totumo de chicha y lo invoquen en las grandes fiestas, siempre al son de flautas, fotutos y tamboriles. Con su alegría, entusiasmo y picardía, es capaz de unir y ayudar a los aldeanos a construir sus bohíos y caminos. CATACOA Dios de la chicha y el ensueño

CHÁQUEN En las fiestas mágicas para las cosechas, el dios Cháquen, con su fuerza protectora de los linderos, es el primero al que se invoca con danzas y cantos alegres y triztes en los que hombres y mujeres se toman de las manos en torno al dios, ofreciéndole adornos y majestuosas plumas. En un ritual mágico-religioso, Chaquen regala a los hombres la fuerza de la fertilidad mágica de Bachué; es un sacerdote místico mágico que viste con los colores y reflejos del agua. Es el más libre de los dioses, y así mismo sabe que su libertad debe ser usada en nombre de la creación y protección de los hijos de la madre tierra.

CUCHAVIVA Cuchaviva es el dios muisca que reina sobre el aire y el arcoíris. Nació cuando Chiminigagua, supremo dios, envió a las aves negras que llenaron todo el espacio vacío con su luz. Es el portal del universo por el que entran los animales dañinos para el hombre y las enfermedades. Cuando se deja ver de los hombres en el cielo, es anuncio de muerte y solo con sacrificios y ofrendas de alhajas ayudaría a curar a los enfermos y a las mujeres en el parto. Es sereno y está rodeado de un resplandor sagrado que puede expresar tanta ternura como furia a la vez que su voz emana sabiduría e inspira respeto y temor en los hombres. Irradia los colores del arcoíris, y su atuendo parece estar tejido con el viento.