Instituto Saturnino Unzue Mar del Plata Argentina
El Oratorio de la Inmaculada Concepción del Instituto Saturnino Enrique Unzué, es obra del arquitecto francés Louis Feure Dujarric, de estilo románico bizantino, y fue inaugurado el 5 de Marzo de 1912. En marzo de 1989 se declaró al Oratorio como Monumento Histórico Nacional.
Lo que más se destaca en ella es el altar, el púlpito, la estatua de la Virgen y el comulgatorio, todos realizados con 18 tipos diferentes de mármol. También se puede apreciar la araña de bronce y el Cristo bizantino.
El pulpito es de mármol de Carrara calado, obra de la casa romana Curzio Caponetti-Esegui. El frente presenta cuatro cruces equiláteras rodeadas de laceria. En el centro superior, un águila de bronce, alude al Verbo. Obtuvo el Primer Premio en la exposición Internacional de Arte Sacro, celebrada en Sevilla en 1910.
EL PANTOCRATOR El ábside propiamente dicho está cubierto de teselas con fondo de oro. Presenta tres registros bellamente decorados con dibujos geométricos, entrelazados y lacerías. En la parte superior preside el todo, el Pantocrator sedente, la imagen encarnada de Dios, representada como sacerdote eterno, pero considerado corno hombre de dolores, y como débil niño, que tal es el Cristo de los bizantinos, Cristo barbado, de inspiración oriental. Para los bizantinos Cristo es el Rey Supremo y el Señor del Mundo.
LA INMACULADA CONCEPCIÓN En el ábside se encuentra entronizada la imagen de Nuestra Señora, flanqueada por doble columnas de mármol polícromo en fuste y mármol de Carrara en las bases y capiteles. Elementos zoomórficos, rítmicamente dispuestos, reproducen los atributos de los cuatro Evangelistas: el Tetramorfo. La imagen fue esculpida en un solo bloque de mármol de Carrara, de escuela francesa y constituye una pieza de singular valor artístico, que se destaca aureolada por la luz fulgurante proyectada por el mosaico de fondo de oro, tachonado de estrellas de cinco puntos que cubre eí intradós de la hornacina.
Posee dos pilas para el agua bendita realizadas en mármol de carrara, que presentan dos temas pocas veces utilizados en el arte cristiano: la tortuga, símbolo de la fuerza y del poder creador, de la fe y también de la duración de la iglesia, por su largo longevidad y los colores simbólicos: rojo encarnado, azul y blanco.