Miguel-A. País de locos “El pescador” 200 seg. (Mocedades)
Un banquero americano estaba de vacaciones en el muelle de un pueblecito caribeño, cuando llegó un pequeño bote tripulado un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El banquero elogió al pescador por la calidad del pescado.
El banquero preguntó al pescador cuánto tiempo le había llevado pescar aquellos excelentes atunes. - ¡Solamente un rato! -respondió el pescador. - Si permanecieras más tiempo pescando en el mar, sacarías más pescado -sugirió el banquero. - ¡Ya! ¡Sí! Pero pescando, con poco tiempo, tengo lo suficiente para satisfacer mis necesidades inmediatas y las de mi familia.
- ¿Y qué haces con el resto de tu tiempo? -le preguntó. - Bueno, madrugo poco -respondió el pescador-... Luego, voy a pescar... juego con mis hijos... duermo la siesta... Paseo con mi mujer... Y voy todas las noches a la taberna del pueblo, donde tomo unos vinos y juego a las cartas con mis amigos. ¡No me puedo quejar! Tengo una vida agradable y ocupada.
- Mira, amigo, soy banquero, y podría ayudarte - Mira, amigo, soy banquero, y podría ayudarte. Debieras emplear más tiempo en la pesca. Y, con los ingresos, comprar un bote más grande.... y luego, un bote mayor... y más tarde, varios botes. Tendrías una flota completa de botes pesqueros.
- En vez de vender el pescado a un intermediario -añadió el banquero-, lo podrías hacer directamente a un supermercado... o, incluso, abrir tu propia pescadería. Debieras controlar la producción, el procesamiento, y la distribución del pescado. Debieras, después, salir de este pequeño pueblo e irte a la ciudad, donde manejarías mejor tu empresa en expansión.
- ¿Pero cuánto tiempo tardaría en lograr todo eso que usted me dice - ¿Pero cuánto tiempo tardaría en lograr todo eso que usted me dice? -preguntó el pescador. - Unos 15 años. 20, tal vez -contestó el banquero.
- ¿Y luego qué?. - Cuando llegue la hora -dijo el banquero sonriendo-, debieras vender las acciones de tu empresa. ¡Te harías rico! ¡Tendrías millones de dólares!. - ¿Millones? ¿Y luego qué?.
- Luego -explicó-, te podrías retirar de trabajo y vivir de las rentas - Luego -explicó-, te podrías retirar de trabajo y vivir de las rentas. Te podrías ir a vivir a un pueblecito pequeño de la costa, donde podrías dormir hasta tarde... pescar un poco, como afición... jugar con tus hijos... dormir la siesta... ir todas las noches a la taberna del pueblo a tomar un vino y a jugar a las cartas con tus amigos.
- ¿Y acaso no es eso lo que ya hago yo ahora? -preguntó el pescador.
Moraleja: ¡Cuántas vidas se desperdician buscando lograr una felicidad que ya se tiene, pero que muchas veces no vemos!. La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos y no sentirnos mal por lo que nos falta. La felicidad es un trayecto, no un fin.