Adrián Jiménez Sanz LA PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA CEIP “El Murtal” BENIDORM

LA OVEJA PERDIDA El Buen Pastor es una alegoría tratada en el Nuevo Testamento como la imagen de Jesús de Nazaret niño que, en su calidad de pastor, cuida y salva a su rebaño, en referencia a Dios como protector de sus fieles. Más exactamente se ha interpretado como aquel que salva a la oveja descarriada, al pecador.

Mientras tanto, el pastor había llegado al redil seguido de su rebaño Mientras tanto, el pastor había llegado al redil seguido de su rebaño. Como siempre, las hizo pasar por la puerta de aguja para contarlas una a una... - ... 94... 95... 96... 97Mientras tanto, el pastor había llegado al redil seguido de su rebaño. Como siempre, las hizo pasar por la puerta de aguja para contarlas una a una... Pastor - ... 94... 95... 96... 97... 98... 99... ¿qué ha pasado? Me falta una. No puede ser. Seguramente conté mal. ... 98... 99... ¿qué ha pasado? Me falta una.

Mientras tanto, el pastor había llegado al redil seguido de su rebaño Mientras tanto, el pastor había llegado al redil seguido de su rebaño. Como siempre, las hizo pasar por lAmigos, la encontré, la encontré! Estaba perdida, estaba casi muerta... ¡Y la encontré! ¡Alégrense conmigo, camaradas! Vengan, vamos a bebernos un par de jarras de vino. Invito yo. ¡Quiero que todo el mundo esté alegre esta noche! a puerta de aguja para contarlas una a una... Pastor - ... 94... 95... 96... 97... 98... 99... ¿qué ha pasado? Me falta una. No puede ser. Seguramente conté mal.

La oveja de la pata coja seguía dando vueltas por el monte, sola y perdida. Gritó, pero nadie respondía. Gritó más fuerte, pero sólo escuchó, allá a lo lejos, sobre las montañas, los aullidos de los lobos hambrientos. Era su oveja. ¡Y aún estaba con vida! Después de buscar por todos lados, cuando apenas le quedaba al pastor un filo de esperanza, oyó a lo lejos un balido. Sí, él conocía aquella voz... ¡claro que la conocía! Echó a correr hacia el barranco, bajó hasta el fondo y la sacó de allí. ¡Estaba salvada!

Después, la cargó sobre los hombros, la cubrió con su manto y se lanzó a campo traviesa, de vuelta al redil.

Cuando llegó, le vendó las heridas y la acostó junto a sus hermanas, sobre la paja caliente. Y el pastor estaba tan contento aquella noche que salió a despertar a sus vecinos.

Amigos, la encontré, la encontré. Estaba perdida, estaba casi muerta Amigos, la encontré, la encontré! Estaba perdida, estaba casi muerta... ¡Y la encontré! ¡Alégrense conmigo, camaradas! Vengan, vamos a bebernos un par de jarras de vino. Invito yo. ¡Quiero que todo el mundo esté alegre esta noche!

FIN