“Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (Mateo 14:27)

1.Reconocer que Dios, mediante Cristo, ha vencido todo lo que realmente es de temer. 2.Sentir el deseo de hacer que nuestra fe sea el centro de la vida. 3.Confiar en que Dios nos librará en tiempos de pruebas.

Dependemos totalmente de Dios para mantenernos seguros.

Según nuestra opinión, ¿qué fue lo que más le incomodó a los discípulos cuando luchaban en la barca contra la tormenta?

¿La tranquilidad de Jesús?SI  NO  ¿Reconocer que les faltó fe?SI  NO  ¿La fragilidad de la barca?SI  NO  ¿La tormenta?SI  NO     

El comportamiento de los discípulos mostró que sólo habrían creído que Jesús se interesaba por ellos si se hubiera angustiado y entrado en pánico tal como ellos.

A nivel humano, a menudo ac- tuamos así; esperamos que otros compartan nuestro páni- co o angustia. Y cuando no es así, los acusamos de no inte- resarse por nosotros. A nivel humano, a menudo ac- tuamos así; esperamos que otros compartan nuestro páni- co o angustia. Y cuando no es así, los acusamos de no inte- resarse por nosotros. Los que permanecen calmos son los que están mejor pre- parados para proporcionar la mejor ayuda, tal como Jesús. Los que permanecen calmos son los que están mejor pre- parados para proporcionar la mejor ayuda, tal como Jesús.

El mar fue un buen lugar para enseñar lecciones acerca del discipulado. Nos damos cuenta de nuestra necesidad de Dios y cuánto dependemos de Él, así como de la seguridad de su protección y sus grandiosas promesas. No obstante, no es tan fácil recordarlo cuando estamos en el medio del agua, donde nada nos sostiene y todo está pronto para tragarnos.

No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñando en nuestra historia pasada” (Eventos de los últimos días, p. 73) “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñando en nuestra historia pasada” (Eventos de los últimos días, p. 73)

“Id a todas las naciones, les ordenó; id a las partes más alejadas del globo habitable, y estad seguros de que aún allí mi presencia estará con vosotros. Trabajad con fe y confianza; porque yo no os olvidaré nunca…”

“…Estaré siempre con vosotros, ayudándoos a realizar y cumplir vuestro deber, guiándoos, alentándoos, santificándoos, sosteniéndoos, y dándoos éxito en hablar palabras que llamen la atención de otros al cielo” (Hechos de los apóstoles, p. 24)

Donde no sólo hay una creencia en la Palabra de dios, sino una sumisión de la voluntad a ÉL; donde se le da a Él el corazón y los afectos se fijan en Él, allí hay fe, fe que obra por el amor y purifica el alma” (El camino a Cristo, p. 63). “Donde no sólo hay una creencia en la Palabra de dios, sino una sumisión de la voluntad a ÉL; donde se le da a Él el corazón y los afectos se fijan en Él, allí hay fe, fe que obra por el amor y purifica el alma” (El camino a Cristo, p. 63).

En el judaísmo, había una tendencia (como entre los cristianos de hoy), de preferir una sumisión sencilla y física en lugar de un profundo cambio de actitud:

Como adventistas, ¿corremos ese riesgo? ¿Podríamos sustituir una sumisión sencilla (guardar el sábado, alimentarnos adecuadamente, devolver los diezmos y dar ofrendas) en lugar de un cambio de corazón más profundo y sustancial?

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). Este amor está basado en una triple conjunción: Este amor está basado en una triple conjunción:

1.El amor de Dios por nosotros. Él es nuestro más grande benefactor. 2.Nuestro amor por Dios. Reconocemos su amor y nos sometemos a Él. 3.Nuestro amor por el prójimo. El amor que obra en nosotros nos hace amantes y respon- sables por los demás.

Ningún mal puede sobreve- nirle a alguien que vive so- bre esa base. Ningún mal puede sobreve- nirle a alguien que vive so- bre esa base. ¿Qué puede experimentar un hombre verdaderamente bueno? ¿Qué puede experimentar un hombre verdaderamente bueno? ¿Retrocesos?SÍ ¿Retrocesos?SÍ ¿Sufrimientos?SÍ ¿Sufrimientos?SÍ ¿Humillación?SÍ ¿Humillación?SÍ ¿Enfermedad?SÍ ¿Enfermedad?SÍ ¿Muerte?SÍ ¿Muerte?SÍ

El perfecto amor, en el corazón de aquél que vive esta experiencia –aún ante los infortunios de la vida –, sella la certeza de que Dios escribirá el último capítulo.

¿De qué modo las actitudes de un ateo pueden manifestarse en la vida de los cristianos? Hay puntos, en los que están involucrados la fe y la doctrina, ante los cuales la mente se cierra. Hay puntos, en los que están involucrados la fe y la doctrina, ante los cuales la mente se cierra. Para muchos es más cómodo aceptar algunas enseñanzas y rechazar otras. Para muchos es más cómodo aceptar algunas enseñanzas y rechazar otras.

Durante el transcurso de su vida aquí en la tierra, Jesús buscó denonadamente preparar a sus discípulos para lo obra más noble que pueda existir: llevar a otros a la salvación.

“La obra de salvar a las almas por las cuales Cristo murió, es superior a todas, es el asunto que debería atraer y ocupar las energías del alma. Haced de ella la obra especial de vuestra vida. Cooperad con Cristo en esta grande y noble obra, y haceos misioneros en vuestro propio país y en el extranjero” (Mensajes para los jóvenes, p. 225).

Tal como los discípulos, no siempre tendremos una fe firme. No somos, necesariamente, campeones espirituales. Pero nuestra débil fe, es suplida por la enorme gracia divina, la cual nos conduce seguros a la ciudad celestial.

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