“Quien dice lo que no debe... escucha lo que no quiere” Miguel-A. “Quien dice lo que no debe... escucha lo que no quiere”

"Quien dice lo que no debe "Quien dice lo que no debe... escucha lo que no quiere", eso dice un refrán castellano. A veces, con la mejor intención "metemos la pata" y herimos la susceptibilidad de otros. Para evitar malas interpretaciones, es preferible juzgar la intención en vez de las palabras. Normalmente, en esta clase de ofensas no existe premeditación. Surgen espontáneamente, sin pensamiento previo, y que se rigen miméticamente por un conjunto de reglas éticas acumuladas en la vida de la persona e independientes para cada individuo. El hecho de ver provocaciones, no quiere decir que existan. Pretendía hacer un prólogo de un chiste. Ahí va:

Una familia de granjeros tenía una cita en la ciudad con un Doctor para consultar una enfermedad de una hija de 7 años de edad. Como la familia tenía el automóvil averiado, "internado" en un taller de reparaciones, la madre alquiló un taxi para poder llevar a la hija a la consulta del Doctor. Ya llegados a la ciudad, el taxista detuvo el automóvil ante un semáforo en color rojo. En la acera había tres mujeres con ropas muy ligeras, en actitud de espera. - Mamá, ¿quiénes son esas mujeres? -preguntó la niña. - Unas mujeres respetables -respondió la madre.

- ¡Mujeres respetables. -exclamó el taxista- - ¡Mujeres respetables! -exclamó el taxista-. Señora, diga usted la verdad a su hija. ¡Ésas son prostitutas!. - Mamá, ¿qué son las prostitutas?. - Las prostitutas son unas señoras que trabajan -contestó la madre. - ¡Trabajan! -exclamó el taxista-. Señora, diga usted la verdad a su hija. La prostitutas hacen lo que hacen, pero eso no puede considerarse como trabajar. - Mamá, ¿qué hacen las prostitutas?. - Hija, las prostitutas cuidan de su hogar, y de su esposo y de sus hijos.

- ¡Hijos. -exclamó el taxista-. Señora, diga usted la verdad a su hija - ¡Hijos! -exclamó el taxista-. Señora, diga usted la verdad a su hija. ¡Las prostitutas no tienen hijos!. - Mamá, ¿las prostitutas tienen hijos?. - Sí, hija, sí. Las prostitutas son la madres de los taxistas que repiten: “¡Señora, diga usted la verdad a su hija!”.