Proyecto de Religión Educación Primaria
Los evangelios nos narran cómo Jesús entrega su vida por amor a nosotros. Para celebrar la fiesta de la Pascua, Jesús subió a Jerusalén con sus discípulos.
Al entrar en la ciudad montado en un borrico, lo recibieron con ramas de olivo y proclamaron: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».
Llegó el día de la Pascua y Jesús se reunió con los apóstoles para cenar. Al comenzar les dijo: «¡He deseado enormemente comer esta comida con vosotros antes de padecer!».
Luego se levantó de la mesa, cogió una toalla, echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a sus discípulos. Así nos dio ejemplo y nos dijo cómo nos tenemos que ayudar y servir unos a otros.
Después Jesús entregó su cuerpo y su sangre como comida y bebida Después Jesús entregó su cuerpo y su sangre como comida y bebida. Tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo».
Los cristianos de todo el mundo celebramos la Eucaristía para conmemorar que Jesús instituyó este sacramento en la Última Cena.
Jesús nos entregó en la Última Cena su Cuerpo y su Sangre como comida y bebida. Y encargó a sus apóstoles y a sus sucesores: «Haced esto en memoria mía». La Eucaristía es el regalo más bello del amor de Jesús. En ella anunciamos la muerte de Jesús y proclamamos su resurrección.
Pablo nos enseña la mayor verdad de nuestra fe: «Que Cristo murió por nuestros pecados; que fue sepultado y al tercer día resucitó, que se apareció a Pedro y luego a los doce».
La resurrección de Jesús es un hecho acontecido en la historia, del que los apóstoles fueron testigos. Jesús, en su misterio pascual, pasó de la Muerte a la Vida, nos liberó del pecado y nos abrió el acceso a una vida nueva a la que todos estamos llamados.
Jesús está siempre con nosotros cuando nos reunimos en su nombre, cuando leemos la Biblia, cuando participamos en la Eucaristía, y cuando amamos y ayudamos al prójimo.