Texto: Dr. Ernesto Contreras

Bienaventurado el hombre que pone en Dios su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían a la mentira. Has aumentado, oh Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar; si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados (Salmo 40:4-5).

El 96% de los animales, tiene uno de 30 tipos diferentes de ojos; y desde los ojos de los Trilobites encontrados en el Cámbrico (primero y más antiguo estrato con fósiles), hasta los ojos humanos, todos son extraordinariamente complejos. No hay tal cosa como ojos primitivos, o a medio evolucionar, pues ninguna forma intermedia de ojo, sería funcional o útil.

La semejanza no es prueba de ascendencia. El argumento de que hay zonas, manchas, y tejidos fotosensibles desde los protozoarios, que pudieran considerarse antecesores evolutivos del ojo, no es válida. Cada tipo de ojo implica el desarrollo simultáneo de múltiples estructuras vecinas (huesos, nervios, músculos, vasos sanguíneos) indispensables para su función.

El principal argumento en contra de la evolución, es que el ojo sin los nervios y cerebro necesarios para trasformar la información recibida de luz, en impulsos eléctricos; y para procesarla, integrarla, interpretarla, comunicarla, y traducirla en acciones correspondientes, no es de utilidad; además, la formación y función de cada ojo, requiere de miles de genes.

Por ignorancia de los hallazgos científicos sobre genética, hechos en los últimos 50 años, *C. Darwin dijo que cuando un órgano era afectado por el medio ambiente, éste producía gémulas que se desprendían y viajaban hasta los órganos reproductores, modificando sus células. *W. Stansfield, Science of Evolution, 1977, p. 38. Nota: (*) significa que no es creacionista.

Si el medio ambiente pudiera causar cambios evolutivos en un ojo, no serían útiles si no se cambia también el cerebro, y no ocurren las múltiples mutaciones necesarias, en los miles de genes involucrados, y en los gametos del macho y la hembra de la especie, de tal manera que en el lapso de una generación, se pudieran heredar y perpetuar en los hijos.

*Albert Szent-Gyorgyi (premio Nobel 1937 y 1955), planteó la teoría de la Sintropía: Que es imposible que un organismo (o un órgano, como el ojo), sobreviva y sea útil, a menos que (desde su primera aparición) esté completo y funcional, o hasta que un gran número de mutaciones simultáneas, sea capaz de producir una nueva estructura completa. Nota: (*) significa que no es creacionista.

En un intento por explicar la evolución de diferentes ojos en diferentes criaturas, se propuso el concepto de “evolución convergente.” Pero por ley de probabilidades, la posibilidad de que por pura casualidad, aún en billones de años, se organice el ADN necesario para formar un solo tipo de ojo (y por lo tanto los otros 30 o más tipos conocidos), es cero.

Walter Gehring, reconocido biólogo celular, descubrió que a base de activar y coordinar las acciones de más de mil genes, un solo gen (Pax6), es responsable del desarrollo del ojo de los embriones, tanto en Drosófilas (moscas del vinagre), como en medusas, ratones, y humanos. Pero al igual que los otros, el Pax6, no es intercambiable entre especies.

“Los textos más antiguos sobre evolución, enfatizan mucho la idea de la homología (aparición de órganos iguales). Pero si tales estructuras fueran transmitidas por los mismos complejos genéticos, modificados de tiempo en tiempo por las mutaciones, y por la selección natural (ambiental), la teoría tendría sentido. Desafortunadamente, esta no es la realidad.”

“Ahora se sabe que en cada una de las diferentes especies, los órganos homólogos son producidos por complejos genéticos completamente diferentes. El concepto de homología en términos de genes similares, heredados a partir de un ancestro común, ya quedó desbaratada.” *Randall, citado en *William Fix, The Bone Peddlers, p Nota: (*) significa que no es creacionista.

“Se decía que la herencia de estructuras similares a partir de un ancestro común, explicaba la homología; pero esto no puede respaldarse en el momento en que se identifican los genes. Los intentos por encontrar genes “homólogos” en especies diferentes, se ha descartado como un proyecto sin esperanza de éxito.” *Sir Gavin De Beer, Nota: (*) significa que no es creacionista.

Aún entre los insectos y los arácnidos que se supone son “parientes,” hay ojos compuestos, en diferente número (2 a 8) y con sistemas ópticos diferentes, por lo que no pudieron evolucionar unos de otros. La langosta tiene ojos a base de espejos (concentran la imagen vertical en un punto); mientras que otros crustáceos (cangrejos) tienen lentes de refracción.

Los invertebrados tienen ojos simples (arañas) con cristalino y retina de baja resolución; o bien, ojos compuestos (insectos) formados por miles de estructuras cilíndricas (omatidios), a veces extraordinariamente desarrollados, y capaces de percibir luz polarizada y hasta 12 colores (camarón). Aún así, el cerebro, y no el ojo, es quien integra la información.

El ojo de los vertebrados, y algunos moluscos, como el pulpo (el más parecido al humano), funciona como una cámara fotográfica, con iris y cristalino, que proyectan sobre la retina una imagen invertida, que por el nervio óptico, es transmitida al cerebro donde se integra, usa, y asocia a respuestas, de acuerdo con la información aprendida y almacenada.

La visión en los peces posee algunas características especiales: no presentan párpados, el cristalino es esférico en lugar de biconvexo y se encuentra muy cerca de la córnea. Además, el enfoque se produce gracias a unos músculos llamados retractores que mueven el cristalino hacia adelante o atrás en función de la distancia a la que se encuentra el objeto.

En los anfibios, el ojo es y funciona igual que en los peces; pero ya hay glándulas lagrimales para humedecer la córnea fuera del agua; y, al igual que en los reptiles, hay tres párpados: superior; inferior (móvil), y una membrana nictitante transparente, que recubre el globo ocular cuando, por ejemplo, el animal está sumergido.

En las aves, el tamaño del ojo es proporcionalmente más grande que en los mamíferos, y la acomodación tiene lugar mediante un doble mecanismo que permite cambiar la curvatura de la córnea y del cristalino. La retina es muy rica en células fotorreceptoras (visión excelente), y en algunas especies existen dos fóveas (halcones, águilas y vencejos).

La mayor parte de las aves son tetracromáticas, poseen conos sensibles al ultravioleta, al rojo, al verde y al azul; pero las palomas son pentacromáticas, mientras que los seres humanos son tricromáticos, pues sólo poseen tres tipos de conos. Una estructura característica de los ojos de las aves, cuya función se desconoce, es el pecten (peine de vasos sanguíneos).

Los ojos de los mamíferos son similares a los de los otros vertebrados. La visión del color está menos desarrollada que en los reptiles y en las aves, excepto en los primates, las ardillas, y algunas otras especies en quienes es mejor. Gracias a que hay predominancia de bastones, se favorece la visión en condiciones de baja luminosidad (animales nocturnos).

*Austin H. Clark, tras más de 40 años de investigaciones, citando evidencia tras evidencia, refutó la posibilidad de que los principales tipos de plantas y animales, pudieran haber evolucionado unos de los otros. Su propuesta, la zoogénesis, era que los principales tipos de plantas y animales, tuvieron que haber surgido cada uno directamente del polvo y el agua. Nota: (*) significa que no es creacionista.

¡Entiendan necios, y ustedes fatuos! ¿Cuándo seréis sabios? El que plantó el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá? El que enseña la ciencia al hombre, ¿no sabrá? Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón. Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo (Salmo 94:8-10; Proverbios 4:19-22).