Todos buscan la paz duradera.

El hombre rechazó la paz en el Jardín del Edén.

Dios dio el primer paso. “Nosotros amamos, porque él nos amó primero.” (1 Juan 4: 19)

El amor nos motiva a la acción.

La compasión de Dios nos coloca en paz con Él.

Cristo vino a salvarnos de nuestros pecados. “Todo aquel que comete pecado también infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley.” (1 Juan 3: 4)

Dios capacita al hombre para obedecerle. “Dios es el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, para cumplir su buena voluntad.” (Filipenses 2: 13)

La obediencia es el fruto de la fe, cuando el cristiano decide obedecer. Desobediencia

Reconciliados por la fe. “Ningún hombre es justificado por las obras de la ley, sino por medio de la fe en Jesucristo.” (Gálatas 2: 16)

Por la fe nos aproximamos a Jesús, a Su pureza y a su poder transformador.

Las buenas obras son resultado de la fe colocada en acción. “Pues ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.” (Rom. 4: 3, 5)

La pureza de Cristo se la acredita al pecador. “Por esta razón le fue contada por justicia... a los que creemos en el que resucitó de entre los muertos, a Jesús nuestro Señor, quien fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.” (Romanos 4: 22-25)

Reconciliados con Dios. “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Luego, siendo ya justificados por su sangre, cuánto más por medio de él seremos salvos de la ira. Porque si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, cuánto más, ya reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5: 8-10)

Aceptados como puros. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús... a causa del perdón de los pecados pasados, en la paciencia de Dios, con el propósito de manifestar su justicia en el tiempo presente; para que él sea justo y a la vez justificador del que tiene fe en Jesús.” (Romanos 3: 24-26)

Encuentro con la paz. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos 5: 1)

CAMBIO DE VIDA

Antes de que Cristo nos encuentre, caminábamos sin paz, hacia la muerte eterna. Muerte Vida

Cuando nos permitimos encontrarnos con Cristo, nuestra vida cambió de rumbo. Muerte Vida

3 fases de la salvación. Vida 1- Por el sacrificio de Jesús, el cristiano es salvado de la penalidad del pecado. 2- Por la habitación de Cristo en la vida, el cristiano es salvado del poder del pecado. 3- Por la destrucción del pecado, el cristiano será salvo de la presencia del pecado. Vida

3 fases de la salvación. 1- El cristiano es salvo de la penalidad del pecado. 2- El cristiano es salvo del poder del pecado. 3- El cristiano será salvo de la presencia del pecado.

La aceptación del perdón de Dios es la raíz, imitar las actitudes de Cristo es el fruto de salvación.

Elige la santidad. “Os hablo en términos humanos, a causa de la debilidad de vuestra carne. Porque así como presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad cada vez mayor, así presentad ahora vuestros miembros como esclavos a la justicia para la santidad.” (Romanos 6: 19)

Renovación de la mente. “No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (Romanos 12: 2)

Crecer en la gracia. “Más bien, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2 Pedro 3: 18)

El crecimiento en la vida cristiana no es automático, es necesario buscarlo diligentemente. “Siendo, pues, que habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. ... Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” (Colosenses 3: 1, 17)

Cristo opera por nuestro intermedio, nunca independiente de nosotros. “Olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3: 13, 14)

Sujeción y resistencia. “Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros.” (Santiago 4: 7). Desobediencia

El Espíritu Santo es el representante de Jesús. “Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Este es el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros lo conocéis, porque permanece con vosotros y está en vosotros.” (Juan 14: 16, 17)

Dios nos capacita para obedecerle. “Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las inscribiré.” (Hebreos 10: 16)

Dios coloca en el hombre el deseo de obedecerle. “Pues éste es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son gravosos... En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos.” (1 Juan 5: 3, 2)

La obediencia es el fruto de la fe. “Luego, ¿invalidamos la ley por la fe? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la ley.” (Romanos 3: 31). “Porque el justo vivirá por la fe.” (Gálatas 3: 11)

La verdadera fe, si no fuera sofocada, producirá obediencia. “Pero, ¿quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” (Santiago 2: 20)

Jesús llama. “Pelea la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna, a la cual fuiste llamado y confesaste la buena confesión delante de muchos testigos.” (1 Timoteo 6: 12)