En el convento había como interna una monjita muy ordinaria, terriblemente ordinaria... Siempre que estaba conversando con sus compañeras de cualquier cosa, decía malas palabras o groserías de las más terribles.
Las demás monjitas estaban cansadas de ella y de sus groserías. En una conversación que tuvieron sin ella llegaron a la conclusión de que cuando ella empezara con sus palabrotas, todas se pararían de la mesa y la dejarían sola.
Se dió la ocasión que estaban conversando sobre la guerra y sus consecuencias. Una de las monjitas dijo: “Si yo pudiera, mandaría un camión lleno de alimentos para toda esa pobre gente”. Otra monjita dijo: “Si yo pudiera, mandaría un camión lleno de medicinas para los enfermos y heridos”.
Y dice la monjita ordinaria: “Si yo pudiera mandaría un camión lleno de putas para los soldados”. Acto seguido, al unísono se paran todas las monjas tal como acordaron y se dirigieron a la puerta,... y la monjita ordinaria les grita: ¡“Espérense cojudas,...todavía ni contrato el camión” !
“La risa es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma.” Hoy es Lunes, 25 de Agosto de :36:30 a.m. “El Mejor Día de tu Vida” ¡¡¡Disfrútalo!!!