Lectio divina del Salmo dominical

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Lectio divina del Salmo dominical Nm 6,22-27: Invocarán mi nombre sobre los israelitas y los bendeciré. Sal 66, : El Señor tenga piedad y nos.
Lectio divina del Salmo dominical Is 6,1-2a.3-8: Aquí estoy, mándame. Sal 137,1-2a.2bc c-8: Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor. 1Co 15,1-11:
Lectio divina del Salmo dominical Is 43,16-21: Mirad que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo. Sal 125,1-2ab.2cd : El Señor ha estado.
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En este canto de acción de gracias, la comunidad expresa su ferviente alabanza y reconocimiento al Señor por todos los beneficios recibidos, de sus.
Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Domingo XV del T.O. Is 55,10-11: La lluvia hace germinar la tierra. Sal 64,10.11.12-13.14: La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto. Rm 8,18-23: La creación expectante está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios. Mt 13,1-23: Salió el sembrador a sembrar.

La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.

Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales.  

La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.

Riegas los surcos, igualas los terrones,  tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes.

La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.

Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría.

La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.

Las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses, que aclaman y cantan.

La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.

Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… [1 Del maestro de coro. Salmo. De David. Cántico.] 2 Oh Dios, tú mereces un himno en Sión, y a ti se te cumplen los votos, 3 porque tú escuchas las súplicas. A ti acude todo mortal 4 a causa de sus culpas; nuestros delitos nos abruman, pero tú los perdonas. 5 Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios: que nos saciemos de los bienes de tu casa, de los dones sagrados de tu templo. 6 Con portentos de justicia nos respondes, Dios, salvador nuestro; tú, esperanza del confín de la tierra y del océano remoto; 7 tú que afianzas los montes con tu fuerza, ceñido de poder; 8 tú que reprimes el estruendo del mar, el estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos. 9 Los habitantes del extremo del orbe se sobrecogen ante tus signos, y a las puertas de la aurora y del ocaso las llenas de júbilo. 10 Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales; 11 riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes; 12 coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; 13 rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría; 14 las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses, que aclaman y cantan.

Lectio ¿Qué dice el texto? En este canto de acción de gracias, la comunidad expresa su ferviente alabanza y reconocimiento al Señor por todos los beneficios recibidos, de sus manos. + ► La primera parte (vv. 2-5) insiste en la bondad de Dios, que escucha desde su Templo las oraciones de los fieles (v. 3) y se muestra siempre dispuesto a perdonarlos (v. 4). ► La segunda (vv. 6-9) evoca el poder creador del Señor y sus obras admirables en la naturaleza y en la historia, con acentos marcadamente universalistas (v. 6). ► La parte final del Salmo (vv. 10-14) es de un delicado lirismo, y celebra al Señor como fuente de vida e inagotable fecundidad. ● El salmista piensa, ante todo, en la peregrinación concreta que conduce a Sión desde las diferentes localidades de la Tierra Santa. ● La lluvia que está cayendo le parece una anticipación de las gozosas bendiciones que lo cubrirán como un manto (cf. Sal 83, 7) cuando esté delante del Señor en el templo (cf. v. 8). ● La cansada peregrinación a través de "áridos valles" (cf. v. 7) se transfigura por la certeza de que la meta es Dios, el que da vigor (cf. v. 8), escucha la súplica del fiel (cf. v. 9) y se convierte en su "escudo" protector (cf. v. 10).

Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Toda la liturgia de hoy gira en torno a la Palabra de Dios. Palabra fructífera de suyo como lo es la semilla o la lluvia mansa. Dios esparce generosamente la semilla sin distinción de terrenos, no porque sea descuidado sino porque sabe que todo terreno puede ser bueno y apto para acoger su Palabra si cada uno de nosotros nos dejamos trabajar y modelar por ella. Del mismo modo, manda su lluvia –su gracia podemos interpretar- sobre buenos y malos porque Dios siempre nos espera. A la luz de los textos de la Misa de este domingo podemos preguntarnos: - ¿Qué tiempo dedico a la escucha o lectura de la Palabra de Dios cada día/cada semana? - ¿Dejo que me penetre lo que Dios me dice o “me resbala”? Cuando un terreno está muy seco se vuelve impermeable, sin embargo, si el agricultor persiste en regar el terreno, éste termina haciéndose capaz de recibir el agua y de dar fruto. Dejémonos empapar por la Palabra, aunque no sea más que una gota cada día, ésta terminará por horadar la roca de nuestro corazón y daremos fruto para nuestro Dios.

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Riega e iguala, Señor, los terrones de mi corazón, déjalo mullido, con capacidad para acoger la semilla de tu Palabra, el agua de tu Gracia. Así, mi corazón lleno de Ti, dará frutos según Dios. Frutos que no son sólo para que los disfrute yo sino para que por mi medio también puedas alimentar a los demás, haciendo que todos –cual espigas en sazón- cantemos jubilosos tu bondad y tu continua protección.

Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Embriaga los surcos. Hay que hacer primero los surcos, para que puedan ser colmados; ábrase la dureza de nuestro corazón con el arado de la palabra de Dios, y colma los surcos; multiplica sus generaciones. Lo estamos viendo: algunos creen, y por influencia de estos creyentes, otros creen también; y luego otros, tras de ellos; y ya no le basta a uno que se ha hecho fiel, ganar para la fe a otro. Y así se va multiplicando la simiente: se arrojan unos pocos granos y crecen abundantes las mieses. Colma los surcos; multiplica sus generaciones; con el goteo de sus lloviznas se alegrará cuando brote. Es decir, quizá antes de que sea capaz de recibir la corriente del río, cuando brote, por sus lloviznas, es decir, según lo que le conviene, se alegrará.” (San Agustín , Cometario al salmo 64, 15)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Hazme tierra buena, Señor.