LA CONFIRMACIÓN. Tercera Catequesis. Hermandades y Cofradías «Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: ¡Abba! (Padre)» (Rm 8,15b) La Palabra de Dios: «Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de un viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraba sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse» (Hc 2,1-4) Preguntas previas: *¿Qué lugar ocupa el Espíritu Santo en mi vida cristiana? *¿Qué entiendo cuándo caigo en la cuenta que «soy testigo del Resucitado»? 1. Jesús, el Mesías, nos da el Espíritu Santo (cfr. CEC ) Los profetas del Antiguo Testamento dijeron que el Espíritu del Señor reposaría sobre el Mesías esperado. El descenso del Espíritu Santo sobre Jesús en su Bautismo por Juan fue el signo de que Él era el que debía venir, el Mesías, el Hijo de Dios, el Ungido. A través de Jesús, el Mesías, el Espíritu se comunica a todo el pueblo mesiánico, al pueblo de Dios. Jesús prometió esta efusión del Espíritu que realizó el día de Pascua y el día de Pentecostés. Todos aclamamos (Ga 3,26; 4,6; 2 Tm 1,7) R/. Como sois hijos por la fe en Cristo Jesús, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡Abba! Padre». Aleluya. V/. Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. R/. Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡Abba! Padre». Aleluya. La Palabra de Dios:

1. Sabiduría Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas y en medio de nuestro trabajo y obligaciones. 2. Entendimiento 3. Consejo 4. Fortaleza 5. Ciencia 6. Piedad 7. Temor de Dios Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe. Nos señala los caminos de la santidad, la voluntad de Dios en nuestra vida diaria; nos anima a buscar y hacer lo que da más gloria a Dios y hace más bien a los demás. Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios. Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él. Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre. Nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir. Preguntas finales: *El día de mi Confirmación también fuí «ungido por el Espíritu Santo» ¿qué significado tiene para mí y cuál es mi responsabilidad? *¿Pido al Señor que acreciente los dones que recibí en la Confirmación? 4. Oramos Proclamamos el texto de los Hechos de los Apóstoles del día de Pentecostés (Hch 2), acompañándolo con un cántico, invocando el Espíritu Santo, o recitando el poema «Llama de amor viva» de San Juan de la Cruz. 5. Sugerencias