LA MONA BUENA Y EL LEON CREíDO DE: Angeli Vargas Mamani Edad: 11 I.E.PNP: NePTALI Valderrama Ampuero Sección:”6”to “a”

LA MONA BUENA Y EL LEON CREIDO

LA MONA BUENA Y EL LEON CREIDO Erase una vez una Mamá mona, con su hijo quienes se fueron a vivir al bosque; la mamá era humilde, se llamaba: Rafaela y su hijo se llamaba Argos.

El león Orlando y su hijo Dionisio, quienes vivían en el bosque. Argos y su mamá Rafaela salieron a comprar sus alimentos; De pronto se sorprendieron al ver aquel auto, que era una lujosa limosina, y era manejado por el León Orlando y su copiloto era su hijo Dionisio.

Pasaron los días; Dionisio y Argos se volvieron a encontrar, Argos saludo a Dionisio que estaba acompañado de su amiga, fue entonces que comenzó una bonita amistad.

Un buen día el papá de Dionisio vino y le miró a Argos, a quien amenazó; Argos llorando se fue rápido a su casa y su mamá le dijo: ¿Qué pasa hijo? ¿Por que vienes llorando?, y el respondió; no mamá sólo me caí.

¡Pero hijo, anda con cuidado ¡Pero hijo, anda con cuidado!, respondió la mamá, después Argos se fue a su cuarto y llorando dijo: ¿Por que ese señor es malo? se que soy mono, pero…. (murmuro).

Paso los días se volvieron a encontrar, Argos y Dionisio, Argos dijo yo no puedo jugar contigo no quiero ganarme mas problemas con tu papá no te acuerdas que me amenazó.

Dionisio respondió; si, pero ya se le a de pasar, Argos asustado dijo: tengo miedo de que suceda algo malo. De pronto apareció el papá de Dionisio, y enojado dijo: no entiendes, no quiero verte cerca a mi hijo.

En eso su mamá apareció, al ver a su hijo asustado tiró las cosas y dijo: que pasa, porque asusta a mi hijo; Orlando el papa respondió: no señora, lo que pasa es que no quiero ver a su hijo cerca al mío; porque ustedes son pobres y nosotros somos de buena solvencia económica.

No señor, usted está equivocado, porque da un mal ejemplo a su hijo; Si él quiere juntarse con mi hijo déjelo, somos pobres pero honrados. Póngase a pensar el daño que hace a su hijo. Tengo una idea; Orlando lo invito a mi humilde casa.

Y Orlando aceptó, fue y se quedó asombrado, porque todos los animales eran amigos de Argos y Rafaela. Entraron a la casa y tomaron una taza de café; conversaban y se reían hasta que se solucionó todo y así fueron amigos.

Y todos vivieron felices por siempre

MORALEJA No hay que despreciar a una persona por lo que tiene sino por lo que vale

Área de comunicación Lic. : Miriam Díaz Marín