EN LA ESPIRITUALIDAD DE LA VIRGEN MARÍA EN LA ESPIRITUALIDAD DE SANTA MARÍA BERNARDA BUTLER

María es y será siempre, la Madre, Patrona y Auxiliadora nuestra María es y será siempre, la Madre, Patrona y Auxiliadora nuestra. Corresponde a cada Hermana de la Congregación, el deber de, vivir y difundir esta genuina devoción mariana.

Santa María Bernarda, guardó siempre especial benevolencia y gratitud, por el convento de origen “María Hilf” y quiso conservar, para su nueva Familia Religiosa, el amor y la devoción que tenía a María Auxiliadora. Por esta razón, colocó su pequeña Congregación, bajo el patrocinio de “María Auxiliadora”.

Se preocupó para que en todas las casas, hubiera una imagen que recordara, a cuántos la vieran: “En esta casa gobierna María, como Auxiliadora y Reina”.

Santa María Bernarda, contemplando el “Misterio sublime de la Trinidad” y de la “Encarnación del Verbo”, lo siguió, también con el deseo de encarnarse, de estar donde Cristo estuvo, de hacer lo que Él hizo y poner de manifiesto, la misericordia del Padre.

Santa María Bernarda, en su camino de fe, peregrinaba hacia Dios Uno y Trino, tomada de la mano de María. Por eso, recomendaba a sus Hijas: “Pedid a la Madre de Dios, para que os ayude a ordenar vuestros sentidos y a acercaros más a Dios”

¿No es Ella, la primera y la más perfecta discípula de Jesucristo? “María, nuestra Madre incomparable, la artística obra maestra de la Santísima Trinidad, está llena de gracia. ¿No es Ella, la primera y la más perfecta discípula de Jesucristo?

“En nuestra pequeña Congregación no debiera encontrarse ni una sola Hermana, que no ame profunda y tiernamente a la Madre de Dios y busque imitar sus virtudes. Necesitamos esta Madre en la vida y en la muerte”

Detengámonos en algunas: A igual que Francisco de Asís, María Bernarda Bütler manifestó su amor a la Virgen María, a través de su propia vida. En sus escritos, nos ha dejado pautas y recomendaciones prácticas al respecto. Detengámonos en algunas:

Su corazón está íntimamente unido, al de su Hijo. Quién ama profundamente a Jesús, también ama filialmente a su Madre, la Virgen María… Ella es la primera obra, salida de las manos de la Santísima Trinidad; la agraciada esposa del Espíritu Santo; la primera y más perfecta discípula de Jesús… Su corazón está íntimamente unido, al de su Hijo.

Enseñó que: “Cada Hermana debía tener en María, el modelo de “Mujer Consagrada”, discípula de Jesús, ardiente misionera”. La verdadera devoción a María consiste en la imitación de sus virtudes: “Rezar a María es bueno; alabarla y glorificarla es muy bueno; pero una cosa es y será mejor: seguir fervorosamente sus huellas”.

“Que María Auxiliadora, nos lleve de su mano y nos conduzca a Jesús, Horno del Amor Divino”. ASÍ SEA.