ORAMOS con el SALMO Pasionistas

SALMO 88 ¿Por qué me desprecias, Señor?

y de noche grito en tu presencia. Llegue mi plegaria hasta ti, Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, y de noche grito en tu presencia. Llegue mi plegaria hasta ti, inclina tu oído a mi clamor.

está llena de desgracias, y mi vida está al borde de la tumba. Porque mi alma está llena de desgracias, y mi vida está al borde de la tumba. Me ven como a los que bajan a la fosa, me he quedado como un hombre sin fuerzas.

Tengo mi cama entre los muertos, como las víctimas que yacen en el sepulcro, de las que ya no te acuerdas, porque fueron arrancadas de tu mano.

Me has arrojado a lo hondo de la fosa, en medio de las tinieblas del abismo. Tu cólera pesa sobre mí, me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos, y me han vuelto repugnante para ellos: estoy encerrado, no puedo salir, y mis ojos se consumen de tristeza. Yo te invoco todo el día, extiendo mis manos hacia ti.

«¿Harás maravillas por los muertos? ¿Se levantarán las sombras para alabarte? ¿Hablarán de tu amor en la sepultura, y de tu fidelidad en el reino de la muerte? ¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla, y tu justicia en el país del olvido?».

Pero yo grito hacia ti, Señor, mi plegaria llega a ti por la mañana. Señor, ¿por qué me rechazas y me escondes tu rostro?

he sido desgraciado, un moribundo, he padecido tus horrores, Desde la infancia he sido desgraciado, un moribundo, he padecido tus horrores, estoy agotado. Tu cólera pasó sobre mí, tus terrores me han consumido.

Me rodean como las aguas todo el día, y todos juntos me envuelven de una vez. Alejas de mí a mis parientes y a mis amigos, y las tinieblas son mi compañía.

(Cesáreo Gabaraín - Disco: “Dios con nosotros” – Ed. Paulinas”) SI VIENES CONMIGO Y ALIENTAS MI FE, SI ESTÁS A MI LADO, ¿A QUIÉN TEMERÉ? (bis). A nada tengo miedo a nadie he de temer, Señor, si me protegen tu amor y tu poder. Me llevas de la mano, me ofreces todo bien, Señor, Tú me levantas si vuelvo a caer. Qué largo es mi camino, qué hondo mi dolor, ni un árbol me da sombra, ni escucho una canción. Será que a nadie puedo mirar ni sonreír, Señor, Tú sólo quedas, Tú solo junto a mí. En cosas que se mueren yo puse el corazón: fue tierra mi tesoro, fue vana mi ilusión. En cosas que se mueren me voy muriendo yo, Tú sólo vives siempre. Tú sólo, mi Señor. PLEGARIA CANTO (Cesáreo Gabaraín - Disco: “Dios con nosotros” – Ed. Paulinas”)