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Transcripción de la presentación:

El Policía se puso de pie, ya no había sangre ni barro en su uniforme, ya no había dolor ni queja. Ahora se sentía bien, estaba ante Dios: Miró presuroso los detalles de su presencia, era una revista muy importante; la hebilla, el lustre de sus zapatos, el cabello estaba corto, los bronces y las insignias exageradamente pulidas, Todo en orden… La voz de Dios era suave aunque, fuerte y clara al ordenar: -Un paso al frente, Policía!

La voz se torno suave, serena pero clara y precisa al preguntar: -¿Cumpliste con tu deber y tus juramentos? -¿Fuiste fiel a la autoridad que un día te concedí a través de los hombres para que sirvas a tus semejantes? -¿El deber estuvo siempre ante tus debilidades y compromisos? -¿Honraste con tu conducta a tus seres más amados y a aquellos camaradas que ofrendaron su vida antes que vos? -¿Fuiste justo, leal a tus principios, leal a tus convicciones y a la sociedad en su conjunto?

El Policía tomó aliento, hinchó su pecho y levantó aún más su cabeza para luego decir: -Señor, es cierto que muchas veces me olvidé de vos, que en los momentos más tremendos te llamaba y te clamaba a pesar de que no te rezaba. -Señor, es cierto que cuando las balas de mis enemigos golpeaban cerca, te nombraba mientras gemía pero no retrocedía. -Señor… también es cierto que te agravié cuando te llevabas a cada uno de mis camaradas y que lloraba al ver que la lista de los caídos era cada vez más larga.

Señor, también te agravié cuando mis hijos pasaban hambre a pesar de mis largas jornadas de servicio diario, porque la paga es tan poca, pero amaba mi facción! Cuando enfermaba alguno de mis hijos y no podía quedarme en casa -También Señor, me olvidaba de vos cuando el frío de la alta noche mordía mi carne, en la soledad de una esquina. Y que aún me arde en las entrañas la fría indiferencia e, incomprensión y el silencio casi cómplice de quienes custodiamos cada día, a pesar de nuestra gran impotencia y sin embargo, a ellos ofrendamos nuestras más caras lágrimas!!

-Renegaba. Sí Señor! Renegaba de vos Señor cuando la gente, la misma a la que servía a diario, a través de tantos años, me escarnecía cuando mi deber no era para sus intereses y luego, cuando me necesitaban me llamaban. Cuando la gente, adivinando mis necesidades me tentaban y trataban de prostituirme con dádivas o monedas. -También es cierto Señor, he amado a todas esas personas a pesar de que cuando me tenían cerca, se alejaban y cuando no estaba se quejaban y mi proceder nunca los saciaba.

-Pero sí, sí te invoqué cada vez que tuve que sofocar las muchedumbres y era abandonado por mis superiores y sólo estábamos los Policías y vos Señor… -Hubo veces que temía cumplir con mi deber… pero lo hacía! -Y no, jamás he traicionado el uniforme que hoy es mi mortaja. -Tampoco he violado el juramento de servicio, siempre lo cumplí aún a riesgo de mi vida.

-Jamás me doblegaron los lujos, los vicios, ni las comodidades: cumplí acabadamente mi deber! -Honré a aquellos que marcaron mi camino con su luz y en mi mesa jamás hubo alimento mal habido Señor, aunque ese alimento haya faltado…

-He tratado de ser justo, pero soy humano Señor y quizás por eso me haya equivocado pero sí he seguido firmemente los mandatos de mi corazón, jamás traicioné a mis compañeros y por la sociedad en su conjunto, por ellos Señor, di la vida…!

Dios observó profundamente el rostro cetrino, bronceado por los soles de tantos eneros y rociado por las heladas de cientos de noches y sus rondas; miró aquellos ojos hartos de tanta violencia, de injusticia; secos de llantos, que miraban más allá que los demás, cargados de dolorosa impotencia ante la enorme corrupción y con voz calma dijo: Policía, entonces irás de guardia a aquel lucero, el más azul y pondré en tus ojos mil estrellas y colmaré tus fríos con nubes de algodón y serás parte de ese inmenso ejército de valientes caballeros que guían desde este cielo la tortuosa, tremenda tarea Policial.

Dedicado a todos los Señores Policías del Mundo. Activos, o en situación de retiro y para aquellos que ya montan guardia en los luceros de la alta noche y que dejaron plasmadas sus figuras de campeones en las retinas de sus seres amados y en el norte de su esfuerzo y su deber. Para ellos mi eterna gratitud!!! Tropas de Operaciones Especiales