Sentido cristiano del sufrimiento

La doctrina de la “retribución” - Esquema de la “retribución” Relación pecado - enfermedad

LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS - Enfermedad como elemento “connatural” a la condición criatural después del pecado - Fruto de maldad, comportamientos equivocados - Obra de la naturaleza

El anuncio fundamental: EL DIOS DE LA VIDA - Distinguir entre “querer” (o “mandar”) y “permitir” - La idea de “prueba” - La “voluntad” de Dios

“Querer” y “permitir” Es necesario distinguir en Dios el “querer” y el “mandar” del “permitir”. Dios no “quiere” y no nos “envía o manda” el mal (cualquier aspecto que tome), pero lo “permite”, porque respeta nuestra libertad.

Además Dios respeta las leyes de la naturaleza que Él creó y continúa teniendo en vida y la “autonomía” de las realidades terrenales (como nos dice el Concilio Ecuménico Vaticano II en la GS). Toca a nosotros los hombres comprender estas leyes (la sabiduría de la creación) y tomar decisiones responsables que no afecten la vida y la salud de nuestro prójimo. Esto es lo que Dios “quiere”.

La “prueba” Debemos distinguir entre “prueba de la vida” y “prueba enviada por Dios”. Claro que la vida nos prueba, nos provoca, nos desafía. Las tentaciones son también “pruebas”.

Carta a Santiago 1, 2-4 . 13-14 “Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas. Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacitad de soportar, y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada. ... Que nadie diga en el momento de la prueba: “Dios me quiere echar abajo”. Porque Dios está a salvo de todo mal y tampoco quiere echar abajo a ninguno. Cada uno es tentado por su propia codicia que lo arrastra y seduce...”.

La “voluntad” de Dios La voluntad de Dios es que todos nos salvemos, aceptando su gracia. Su voluntad es que hagamos el bien, amándolo a Él y a nuestro prójimo. Dios, porque es Dios, no quiere nuestro mal o sufrimiento, nunca. Lo permite, como permite nuestros pecados, nuestra maldad y nuestro egoísmo.

LA EXPERIENCIA DE JESUCRISTO - Lucha contra toda enfermedad y valor de la salud - Ninguna explicación teórica del sufrimiento - Ninguna invitación a la “resignación”

El sufrimiento y la muerte de Jesús No buscó el sufrimiento - Lo encontró en su camino de fidelidad al Padre y a los hermanos - Lo asumió como algo necesario para expresar hasta el extremo sus valores - Lo transformó en camino a la plenitud de la vida

La perspectiva de la Resurrección El sufrimiento como realidad “provisional” La perspectiva de la vida futura Salud, santidad y salvación

El “sentido” - Con Cristo el sufrimiento puede ser camino hacia la plenitud de nuestra vida - Pasar del “¿por qué?” al “¿para qué?” y al “cómo” - ¿Cómo expresar el amor (la vocación de todos) en esta situación? - Semejanza con Cristo crucificado

Hacia la resurrección La Revelación bíblica (en particular el Libro del Génesis) nos dice que pecado, enfermedad y muerte son consecuencia del pecado de los progenitores; el libro sagrado del Apocalipsis, además, nos relata que en la nueva Jerusalén no habrá ni muerte, ni enfermedad, ni llanto, ni luto: esto nos revela la “negatividad” de la enfermedad, que no hacía parte del proyecto originario de Dios y no hará parte de la vida del Paraíso.

Es oportuno que nuestro lenguaje exprese la verdadera naturaleza de la enfermedad sin considerarla en sí misma una realidad “positiva”. Sabemos que Dios puede ayudarnos a descubrir nuestro bien en todas las situaciones (de pecado, enfermedad, fracaso, preocupación, etc.) pero esto no significa que estas realidades se conviertan en positivas.

Es oportunidad de salvación. Con Jesucristo es posible “darle un sentido”: es oportunidad de crecimiento en la virtudes humanas y teologales Es oportunidad de salvación. Es camino hacia la Pascua (“lugar pascual”).