Instruir a los participantes sobre la necesidad de dar testimonio de nuestra fe en Dios – verdad suprema – ante los hombres, y esclarecerlos de que ese testimonio implica la observación de las enseñanzas dejadas por Jesús.
La valentía de la fe LEER LOS ÍTEMS 13 Y 14 13. “A todo aquel que me confiese y me reconozca ante los hombres, también yo lo reconoceré y lo confesaré ante mi Padre que está en los Cielos. Y al que me niegue ante los hombres, también yo lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos.” (San Mateo, 10:32 y 33.) 14. “Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre también se avergonzará de él, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.” (San Lucas, 9:26).
1.- ¿Qué se entiende por fe?
R: Fe es la creencia que tenemos en alguna cosa o en alguien R: Fe es la creencia que tenemos en alguna cosa o en alguien. Este sentimiento, cuando es verdadero, se manifiesta de forma espontánea, a través de nuestros actos y palabras, y nos lleva hasta enfrentar dificultades y peligros en defensa de lo que creemos. Da testimonio de la verdad aquél que, teniendo fe, vive de acuerdo con ella y no teme practicarla ni defenderla, dónde o delante de quien quiera que sea. La demostración de la fe se da, por encima de todo, por la vivencia y el coraje de poseerla.
2.- ¿Qué significa “confesar y reconocer” a Jesús delante de los hombres?
R: Significa aceptar sus enseñanzas y divulgarlas a través de palabras y, sobre todo, de actos, sin violencia ni fanatismo. Aquellos que confiesan a Jesús delante de los hombres son los que dan testimonio de sus enseñanzas, vivenciándolas en el día a día. Fanatismo es la divulgación proselitista, desprovista de testimonio, con radicalismo e imposiciones dogmáticas.
3.- ¿Qué debemos entender por las palabras de Jesús: “…yo también lo reconoceré y confesaré delante de mi Padre…?
R: En primer lugar, que Jesús es el enviado de Dios, nuestro Padre, para enseñarnos sus leyes. En segundo, que Jesús está siempre a nuestro lado y, percibiendo nuestro esfuerzo en practicar el bien, nos reconocerá delante del Padre, como seguidores de sus enseñanzas. Jesús no nos reconocerá por el nombre o por los bienes que poseamos, sino por el esfuerzo en superar nuestras imperfecciones y practicar sus enseñanzas.
4.- Y “renegar” a Jesús, ¿qué significa?
R: Conocer sus enseñanzas y, por conveniencia, vergüenza, desinterés o comodidad, dejar de vivenciarlas y divulgarlas. Los que reniegan de Jesús delante de los hombres, por él serán renegados delante del Padre.
5.- ¿Es difícil confesar a Jesús delante de los hombres?
R: No es fácil, debido a nuestras imperfecciones R: No es fácil, debido a nuestras imperfecciones. Entre tanto, a medida en que superamos el egoísmo, la vanidad y el orgullo, más fácilmente damos testimonio de Cristo delante de los hombres, tratándolos como hermanos. Confiesa a Jesús delante de los hombres, no aquél que se proclama su discípulo fiel, sino quien pone en práctica el amaos los unos a los otros, enseñado por Él.
LEER EL ÍTEM 15 15. La valentía de opinar ha sido de gran estima entre los hombres, en todas las épocas, porque es un mérito desafiar los peligros, las persecuciones, las contrariedades e incluso simplemente el sarcasmo al que se expone, por lo general, quien no teme proclamar abiertamente ideas que no son las de la mayoría. En esto, como en todo, el mérito está en razón de las circunstancias y de la importancia del resultado. Siempre hay debilidad en quien retrocede ante las consecuencias de su opinión y reniega de ella. Con todo, hay casos en que se trata de una cobardía tan grande como la de huir en el momento del combate. Jesús resaltó esa cobardía desde el singular punto de vista de su doctrina, cuando dijo que si alguien se avergüenza de sus palabras, de ese también Él se avergonzará; que negará al que lo haya negado; que reconocerá ante su Padre que está en los Cielos, a aquel que lo confiese delante de los hombres. En otros términos: los que tengan miedo de confesarse discípulos de la verdad no son dignos de ser admitidos en el reino de la verdad.
Estos perderán el beneficio de su fe, porque se trata de una fe egoísta, que guardan para sí mismos, y la ocultan a fin de que no les ocasione perjuicios en este mundo. En cambio, los que proclaman la verdad abiertamente y la colocan por encima de sus intereses materiales, se ocupan de su porvenir y, al mismo tiempo, del porvenir de los demás.
6.- ¿Para dar testimonio de Cristo es necesario tener valor?
R: Muchas veces sí, pues el valor es siempre necesario para quien proclama abiertamente ideas que no son de toda la gente. Sólo quien es fuerte en la fe posee valor suficiente para dar testimonio de ella en público, en todas las ocasiones. Aquél cuya fe es frágil, prefiere renegarla ante las dificultades de la vida.
7.- ¿No basta tener fe y guardarla dentro de sí, escondiéndola de los demás?
R: Ciertamente que no. El seguidor de Cristo es discípulo de la verdad y no puede guardar sólo para sí, egoístamente, las enseñanzas del Maestro. Perderán las ventajas de la fe que alimentan aquellos que la ocultan, para no sufrir prejuicios materiales en este mundo. Trabajan, por su propio futuro y por el de l os otros, aquellos que ponen la verdad por encima de sus intereses materiales y abiertamente proclaman su fe.
El discípulo de la verdad es aquél que cree en Dios y vive conforme a las enseñanzas de Jesús, no temiendo dar testimonio de su fe ante los hombres, a través de palabras y, sobre todo, de actos.
¡No pierdas la calma! No te dejes dominar por la ira. 119 ¡No pierdas la calma! No te dejes dominar por la ira. Que tu ira no dure más que un día. Domínate lo más que puedas. ¡Un destello de ira puede acabar con largos y pacientes sembrados de amor y cariño! ¡Domínate! Tal vez quien te ofendió está enfermo. ¡No pierdas la calma! No dañes tu hígado porque es muy precioso para ti.