Sembrador de lo nuevo, tú desarmas la rueda inexorable del destino Oh Presencia, honda Vida de mi vida. Santo Amor desde siempre creativo. Sembrador de lo nuevo, tú desarmas la rueda inexorable del destino
Soplo joven de Cristo siempre joven, ancho oleaje de un Mar que es infinito. Dios-aquí, Dios-en-mí, Dios-en-nosotros. Santo Espíritu, Aliento recibido.
Oh Viento agitando nuestra historia, incansable Alma Santa de la Iglesia, chispa de aquella Luz que no se apaga. Genial Artista libre y que libera
Defensor invencible, férreo Amigo, Clave simple de la sabiduría, inaudita Alegría de los mártires, del Camino, el Co-protagonista
En el alma del niño eres Águila y en el joven Cascada libre y santa. Arquitecto en la vida de la gente, de tu ciudad de Paz, Justicia y Gracia
Vivo Espíritu, Aire de María, nos renaces, nos ardes y nos soplas. Santo Abrazo que al Hijo le da el Padre, nos incluyes y agracias… ¡nos adoptas!
La sinfónica unidad Tú nos la inspiras: Paz del Cuerpo, fiel Brújula del santo, tú, Ecólogo del alma y sus paisajes, del Reino, Misionero y Artesano
Arroyito que te haces siete ríos, Miel fluída del Árbol de la Vida. Espirado Tú del Padre con el Hijo, nos misionas y envías… ¡nos espiras!